Capítulo 4

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Desdoblé la carta escrita en el anonimato dirigida a mi.

"Se quién es el asesino de tu madre, sigue mis instrucciones y lo encontrarás. Haz que la muerte de tu madre no quede impune ¿O no te importa tu madre?"

Me quedé atónita ante aquellas palabras escritas en aquella carta. ¿Es esto una broma? Por que si lo es se están pasando del límite. Aún que si fuera verdad, no dudaría en absoluto hacer que la muerte de mi madre no quedara impune, incluso mancharía mis manos de sangre por ella si es necesario. Mientras ella ya no está en este mundo el asesino sigue suelto como si nada.

Mientras observaba la carta en mis manos pensaba en si tirarla a la papelera o no, pero lo mejor sería guardármela aún que no sirva para nada y quizás solo sea otra broma de muy mal gusto.
Doblé la carta y la guardé en mi bolso.

—¿Vas a quedarte esa carta? —Preguntó Emily acercándose unos pasos a mi.

—Sí, no tiene nada de malo que me guarde una carta, ¿No? —Constesté fingiendo un tono de poca importancia al asunto.

—¿Qué pasa? ¿Es muy romántica y te has enamorado del que la ha escrito? —Preguntó con diversión. Pero yo no le veía ni una milésima de divertido.

—Sí, claro... Cuando sepa de quien es esta carta lo amarraré a una silla y me casaré con el. —Comenté con sarcasmo, aún que la idea de amarrar al anónimo a una silla sería interesante, así podría saber si era una broma o era verdad, y por qué.

—Bueno ya, es tuya y puedes hacer lo que quieras, pero mejor vámonos antes de que se haga más tarde. —Pude notar su miedo.

—Está bien, y tranquila, supongo que ha estas horas habrá policías cerca. —Me acerqué a ella y le di unas palmaditas suaves en la espalda para que se tranquilizase un poco. La verdad es que ella es más asustadiza que yo.

—Vale. —Sonrió un poco, salimos por la puerta trasera de los empleados y cerró con llave. —¿Prefieres que hoy cenemos fuera o cada una en su casa? —Preguntó mientras caminábamos.

—Prefiero comer en mi casa, estoy algo cansada. —Mentí y ella hizo una mueca.

—En ese caso, nos vemos mañana. —Se despidió caminando dirección a su casa.

Sinceramente hoy no tenía la cabeza suficiente para estar escuchándola hablar de su vecino, realmente estoy algo cansada, no tanto como para no ir a cenar a un restaurante, pero la carta si me lo empedía. No estaría concentrada y no le prestaría atención a Emily, y digamos que ella nota mucho los ánimos de las personas, se preocuparía por mi, me interrogaría hasta contarle que me sucede, y si se lo contara probablemente me hiciera otro interrogatorio.

Caminé por las calles, hasta llegar a mi casa, abrí con mi llave y seguidamente de entrar la cerré. Me dirigí hasta mi habitación, cogí mi pijama para poder ducharme, después fui al baño, una vez allí me desvestí mientras el aguaba se calentaba lo suficiente. Cuando ya estuvo en su punto entré en la ducha, me esparcí el shampoo, terminé de ducharme, me seque el cuerpo y el pelo y por último me puse mi pijama.

Estuve cocinando, cuando terminé de cenar fregué los platos y me acomodé en mi sofá para ver la televisión. Hasta que siento unos golpes en la puerta, me levanto del sofá, pero a dos pasos de la puerta vi algo que me impactó... Una carta con mi nombre, igual que las del anónimo. Me acerqué a la carta, me agaché para recogerla, la sostuve en mi mano y lo confirmé, era del anónimo, pues ponía lo de siempre, mi nombre. Rápidamente me levanté y abrí la puerta, mirando hacia todos los lados para encontrar al escritor de esta carta, pero no había señal de nadie. Lo único que había eran coches pasando, y algunas personas solas, en pareja o con su perro.

¿Debo creerte o amarte? (Jeff the killer y tu)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora