capítulo 9

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Y la fiesta de navidad fue un caos.

Parecían niños de 7 años que disfrutaban tirar pastel y ensuciar a los demás.

Lo bueno es que a mí nadie me ensució, ellos me conocen hace dos años, la mayoría. Saben que no me gustan estos juegos.

—Bueno, miren quién llegó —dice paola, cuando entro a casa— la enamorada.

—Cállate —me siento en el sillón de al  lado— ¿para qué ves ese álbum? — pregunto mirando que está pasando hoja tras hoja.

—Viendo, en internet dice que el síndrome de Alejandría no existe, y tú lo tienes, en vez de síndrome yo diría es una bendición.

—Bueno, la mayoría en la escuela piensan que son lentes de contactos.

—En fin, ¿qué vas a cocinar? —pregunta.

—Dirás, qué vamos a cocinar, si quieres una empleada contratala, yo no soy mamá, tú también vas a cocinar.

Y después de fastidiarme al fin aceptó cocinar.

—Mañana viene tu "amiguito" ¿ no ?

—Sí —finjo que no me di cuenta del "amiguito" que dijo.

—Genial.

*****

Cuanto me arrepiento de decirle a Paola que Dylan iba a venir.

—Es en serio, Paola, vete.

—No, quiero conocerlo —vuelve a rehusarse, y suena el timbre, ella corre hacia la puerta, voy detrás de ella, me saca la lengua.

"que madura"

Abre la puerta.

—¿hola? —dice Dylan.

—Hola, soy Paola, la hermana de Esther, pasa.

—Un gusto, soy Dylan, compañero de Esther —se presenta.

—No le hables, solo ignórala —le digo a Dylan.

—¡Oye! —exclama.

—Vete paola.

—Que genio, un gusto conocerte Dylan,  ¿cómo aguantas a la pesada esa? — Dylan esboza una sonrisa.

—No es tan difícil, cuando te acostumbras —le dice.

—Los quiero asesinar a los dos, vete paola y tú cállate —señaló a Dylan.

—Bueno, adiós, pórtensen bien —ruedo los ojos, escucho la puerta cerrarse.

—Me agrada tu hermana —dice Dylan  riendo.

—Dices eso por qué no has convivido 18 años con ella, ¿y Merit? —hago la pregunta que quería hacer desde que llegó.

—Con mis padres y con los tuyos.

—Es cierto, mi madre dijo que iban a salir a almorzar juntos.

—Aja, bueno, al fin es 24 de diciembre.

—Sí, hacia falta unas vacaciones, aunque el lunes vamos a seguir con este proyecto, y el miércoles con el de arte.

No pienso dejarlos solo por las vacaciones.

—A tus ordenes —dice bromeando.

—Ya sin juegos, ¿dónde nos quedamos?

Tiempo después ya estábamos cansados.

—¿Y si vamos a comprar helado? - le pregunto, cansada.

—Vamos, también estoy cansado —suspira antes de ponerse de pie.

Salimos de casa y caminamos hacia una heladería.

Nos sentamos en las sillas de la mesa más alejada.

—Oye, ¿crees que podríamos seguir el proyecto en tu casa? No soportaré a mi hermana fastidiando —le pregunto, es cierto que no voy a soportar a Paola haciendo más bromas sobre Dylan y yo.

—Sí, está bien, mi tía se fue donde su hija y mi madre pidió permiso para quedarse en casa durante esta semana.

Cuando acabamos el helado, volvimos a casa por sus cosas, él las guardo en su mochila.

Él estaba cerrando la puerta y me di cuenta que su carpeta se había quedado.

—Espera, Dylan, tú carpeta se quedó —salgo luego de tomarla, él vuelve y cuando intenta agarrar la carpeta, se caen las hojas que tenia dentro.

Nos agachamos a recogerlas, cuando ya las tenemos todas nos levantamos, miro las hojas, son... ¿canciones?

Levanto la mirada y él me está mirando, por un tiempo nos miramos a los ojos.

De pronto él se acerca a mi.

—Sé que dijimos que íbamos a ser solo  amigos, pero no puedo fingir mucho más —me percato de que nuestros labios están rosandoze.

Y de un momento a otro, me besó.

Y mis labios reaccionan antes de que yo pueda pensar.

Le correspondo el beso.

Sus labios besan los míos de una forma lenta y dulce.

Cuando nos separamos, me sonríe.

—Feliz navidad, Esther. Te espero el lunes —y se va, recogo las hojas que me dejó, veo una nota que dice.

" Quiero tu opinión 😉 "

—Oh, Dios, ese beso fue... sorprendente  —escucho a Paola.

" oh, oh "


Tonterías de niños Where stories live. Discover now