capitulo 1

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Recuerdo lo que sucedió hace 9 años para ser exactos.

Cuando mis antiguas compañeras vinieron a preguntarme si era cierto lo que Dylan había dicho, si era cierto que yo era su novia, teníamos 8 años

¡8 años!

Y el sabía que yo no creía en el amor de niños, sin embargo dijo tal mentira.

Y al parecer se enteró de que yo sabía la absurda mentira que dijo, porque no me volvió a hablar y yo tampoco a él, y eso seguiría así.

O eso era lo que yo pensaba hasta hace unos 2 minutos.

—El proyecto tiene que ser entregado una semana antes del último día de clases — anunciaba el profesor—, es un proyecto que se debe realizar en pareja elegidas por mí, la primera esta conformada por Esther y Dylan.

No puede ser.

El profesor siguió nombrando parejas.

—El objetivo de este proyecto, no solo es mejorar en los temas que desempeñan, sino que se involucren con otras personas, y no con las mismas con las que ya están acostumbrados.

Y después de decir eso se fue.

—Esther, anímate, es viernes, no puede ser tan malo como imaginas, ya han pasado 10 años —dice mi amiga Emma, yo levanto la cabeza, el salón está vacío, es la hora de receso.

—Ay, claro como a ti te tocó con quien te gusta —ella se sonrojó, Samuel es quien le gusta, es amigo de Dylan, y tengo el presentimiento de que sabe lo que sucedió entre nosotros hace casi una década.

—Vamos, fue una tontería de niños, capaz que ni lo recuerda.

—Tal vez él no, pero yo sí, él era mi mejor amigo, sabía que me molestaban esas tonterías del amor de niños.

En ese momento Dylan y Samuel entran al salón.

—Emma, ¿te parece bien, empezar mañana el proyecto? —le pregunta Samuel.

—Sí, claro.

—Perfecto, ¿por qué no vamos ahorita a comprar algo en el bar?, los cuatro. —siento que la mirada de Dylan está sobre mi, y veo que Emma y Samuel nos observan.

—Yo... vayan ustedes —trago en seco— tengo que hacer una tarea que debo presentar hoy.

—Bien, será la próxima —me dice Samuel.

—Ya vengo, Esther —Emma deja sus cuadernos guardados antes de levantarse.

Veo que los tres salen, y como Samuel le dice algo a Dylan y luego mira hacia mí, aparto la mirada.

Prefiero no analizar eso, ni los ojos color avellana de dylan, que me dieron una última mirada.

Bueno lo de la tarea no era mentira, así que me pongo a hacerla.

Pero aunque lo termino, no le pongo la mínima atención pienso en todo el tiempo que Dylan y yo pasamos juntos siendo amigos, yo creía que esa amistad iba a durar para muchos años.

Pero no fue así.

Recuerdo el día en que nos conocimos, los días que jugamos, los días en que recibíamos los elogios de profesores por ser los mejores portados, solo nosotros sabíamos como éramos en realidad, ni nuestros padres nos conocían tanto.

Pero todo terminó.

¿Quién diría que una mentira así acabaría con una amistad?

Y pienso en la pregunta que Emma me hizo por años y que nunca le respondí, hasta que al fin se cansó de preguntar.

¿Él te gustaba o aún te gusta ?

Y en mi interior la respuesta era

No se

Y sigo sin saber, nunca creí en el amor de niños y nunca lo creeré, pero la diferencia es que ya no somos niños, por más que me cuesta admitirlo.

Subo a la terraza de la escuela, a la cual nadie viene, está prohibida para los estudiantes.

Aunque sus métodos de prohibición no son muy buenos.

Llevo años subiendo aquí y nunca se han enterado.

Siempre está sola, o casi siempre excepto por dos personas que fueron los únicos en subir.

Una de ellas soy yo, y la otra está llegando.

Lo sé, porque lo conozco lo suficiente.

Además somos las únicas personas que sabemos cuál es el atajo para subir.

Y es muy tarde para salir de aquí.

Me doy cuenta cuando lo tengo en frente, con esos ojos avellana y su cabello rubio ondulado.

Dylan.

Tonterías de niños Where stories live. Discover now