Una vez el tercer viaje por el espacio fuera emprendido, Jungkook se detuvo a observar el rostro de cada miembro de la tripulación a bordo del Whalien 52. Cuánto tiempo había pasado desde que los conoció, se cuestionaba en ese momento. En sus cálculos, solo habían pasado 3 años y 4 meses.
Lo recordaba detalladamente. Habrá tenido diecisiete años, apenas cumplidos, cuando un día de septiembre de 1977, ingresaba a la base de entrenamiento en Florida, para incorporarse al proyecto Artemis, luego de pasar casi todo un año en Seúl, donde había realizado un sinnúmero de pruebas.
El pequeño astronauta siempre había sido tímido y bastante reservado, por lo que desde niño se le dificultó hacer amigos. Por esos rasgos de personalidad, Jungkook, estaba seguro, fueron las razones por las que no había logrado hacer lazos de amistad con ninguno de los jóvenes de diferentes nacionalidades, que al igual que él, habían sido aceptados al programa.
Había entrenado rigurosamente con ellos cada día durante más de tres años. Vio a más de uno retirarse cuando la presión y las exigencias eran demasiado; presenció cuando otros más fueron excluidos al no cumplir las expectativas y del ambicioso proyecto. Jungkook estuvo presente cuando solo un puñado de chicos, todos en sus veinte años, la mayoría hombres, fueron oficialmente confirmados para ser astronautas.
Todos ellos solo eran compañeros y ninguno su amigo. Nadie con que pudiera realmente hablar más allá de viajes espaciales, física cuántica y cálculos matemáticos.
Qué pasaba con las otras cuestiones, se preguntaba.
¿Acaso ellos también dejaron a alguien en la Tierra como él?
¿Tendrían familia?
¿Alguien los esperaba al regresar?
¿Ellos también experimentaban la euforia de explorar planetas a cientos de años luz, y luego el desasosiego cuando pasaban los años sin que lo pudieran controlar?
¿Alguno de ellos se habría enamorado...?
Jungkook notó en sus rostros, determinación y miedo. Era un grupo de personas valientes —él incluyéndose— que a la vez guardaban esos pensamientos que los ponían en órbita con la Tierra, justo como él.
A lo mejor los astronautas de Artemis estaban destinados a ser planetas únicos, pertenecientes a una misma galaxia. Orbitando en un sentido en común, pero sin nunca cruzarse.
🌌
"El amor es lo que es, una entrega al otro donde aceptarnos tal y como somos, donde los pasados se difuminan para crear un presente nuevo, sin preguntas ni respuestas...".
—El pasado se difumina. Se crea un nuevo presente.
Durante esa noche, la primera en un nuevo planeta, el astronauta había leído incontablemente el mismo fragmento del poeta Mario Benedetti, hasta casi aprendérselo de memoria, leyendo un par de esas líneas en voz alta.
Se trataba del libro que SeokJin le había regalado con la respuesta a los cuestionamientos del amor que Jungkook le hizo el día de su cumpleaños.
Aquella vez, Seokjin había sonreído, sus ojos brillaron debido a la curiosidad en Jungkook. El mayor le explicó con paciencia, como si se tratara de un padre a un hijo, sobre aquel sentimiento. El astronauta miraba confundido a su amigo, sin entender, en medio del remolino de palabras que había usado, qué era el amor, qué era eso que se suponía debía sentir, y si alguna vez lo haría ¿se daría cuenta cuando sucediera?
Seokjin se había detenido al darse cuenta que entre sus palabras torpes e ideas inconclusas, no podía responderle como deseaba. Así que durante el intercambio de regalos durante la víspera de navidad, le había regalado un libro de poesía, esperanzado que entre los versos plasmados, Jungkook encontrara las respuestas que fallidamente él había intentado darle.
En las horas en las que se suponía debía dormir, el astronauta, estando en la cama, permaneció despierto, con los ojos bien abiertos y sin rastro de sueño.
Él añoraba tener un futuro presente como el de todos los demás. Tal vez eso era lo que le hacía falta para enamorarse alguna vez, concluyó.
"...Solo una hoja en blanco donde crear una nueva historia, la nuestra".
Su vida era una serie de hojas en blanco, en las que el tiempo sí avanzaba, y entre estas páginas vacías, estaban escritos sus recuerdos en la Tierra y de cada galaxia visitada.
Si el amor era como un diario y tinta negra a un lado, él esperaba encontrar al autor que transformaría sus páginas en blanco en versos, a los que pudiera regresar para leer sin temor a perderse entre líneas difusas.
Jungkook también anhelaba convertirse en la historia de alguien más.
🌌
El tercer viaje que había emprendido había sido bastante revelador para el astronauta, respecto a lo que quería con su vida una vez regresara a casa con Seokjin.
Jungkook veía maravillado las rocas a su alrededor, y el inmenso árbol en medio de la cueva, cuyos filamentos dorados proporcionaban suficiente luz para iluminar el lugar.
En aquel planeta, también habían encontrado una especie de hongos gigantescos, de entre 3 a 5 metros de alto, que tenían una fina capa que los recubría, que ante los rayos solares, refractaba la luz y el ambiente alrededor era alcanzado por esplendorosos arco iris.
Era el planeta más luminoso y vistoso que había tenido la fortuna de conocer.
Era en momentos como ese, que al astronauta le asaltaba una especie euforia que invadía su mente y aceleraba su corazón, con el deseo creciente de explorar y conocer cada rincón del espacio para adentrarse en planetas, que tal vez nadie en el futuro podría ver.
Era un afortunado entre millones de personas, Jungkook se daba cuenta de esto en cada viaje y lo apreciaba con todo su corazón. Sin embargo, el precio a pagar siempre era el más alto: el tiempo.
Tras cuatro semanas en el planeta, la misión estaba retornando su camino hacia la Tierra. De nuevo con noticias poco alentadoras. A pesar de ser un planeta gigante, cerca a este, se situaba un cinturón de asteroides, por lo que existía una alta probabilidad de un impacto con un asteroide. No era seguro.
La misión continuaría.
Esta vez habían cubierto una mayor distancia en años luz. Jungkook ya lo sabía, que a mayor distancia, mayor paso del tiempo en la Tierra.
Cuántos años serían esta vez.
Estaba ansioso, y sentía las palmas de sus manos sudorosas una vez ingresaron con éxito a la atmósfera terrestre.
Jungkook en ese momento aún no lo sabía, que su ausencia en la tierra había significado doce años.
La Tierra, enero 2011.
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The Little Astronaut [JJK+KTH]
Fanfiction🟣 Minifanfic El tiempo es relativo, y Jungkook puede dar fe de la soledad que esto conlleva. El viaje que ha emprendido es silencioso, y ha convertido su vida en momentos fugaces que comparte con la única persona que no ha dejado de mirar al cie...