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Jungkook se lo estaba ganando. No estaba seguro de qué era exactamente lo que estaba haciendo bien, pero podía sentir la forma en que las defensas de Seokjin estaban bajando. El hombre le quería. No quería admitirlo, pero Jungkook podía ser paciente. Tendría que serlo si él quería ganar la confianza de Seokjin.

El hecho de que estaban rodando en la cama, por primera vez desde antes de que Jungkook había traído a Seokjin del hospital, era algo así como una buena señal. Tomaría cualquier cosa en este momento, pero, por supuesto, el sexo era la mejor terapia en lo que se refería a Jungkook.

Y Seokjin estaba tan flexible y dispuesto. Sus piernas abiertas, invitando a Jungkook entre ellas, y mientras se acomodaba entre los muslos firmes, Jungkook suspiró mientras sus pollas cubiertas se juntaron.

Seokjin apretó sus ojos cerrándolos estrechamente, suspirando placenteramente.

—Sí. Esto es lo que quiero.

Jungkook gruñó en aprobación.

—Estás duro.

—¿No me digas?— Seokjin dijo, riéndose un poco. —Aparte de cuando estuve enfermo como el infierno, no pienso que haya estado tan caliente en mi vida.

Jungkook se echó hacia atrás, luego sonrió a su pareja.

—¿Lo dices en serio?

Seokjin asintió.

—Sí, no miento sobre eso.— Su expresión se volvió seria. —Pero en cuanto a lo que significa...

—No.— Jungkook sacudió su cabeza. —No hables sobre eso ahora. Esto es solo tú y yo. Nada más.

Jungkook se acercó más. Sus ojos estaban atrapados juntos, y había una repentina tranquilidad cuando Jungkook presionó sus labios en los de Seokjin. Su boca era suave, y estaba cálida, las manos de Seokjin subieron, deslizándose a lo largo de los brazos de Jungkook antes de descansar sobre sus hombros y su nuca.

Cada lugar donde las manos de Seokjin tocaban dejaban a Jungkook caliente y dolorido. El gato dentro de él gruñía con aceptación por el toque de su compañero. Esa aprobación era la misma que todas las otras veces que Jungkook había besado a Seokjin. La única diferencia, era que Jungkook ahora sabía por qué su animal interior estaba tan complacido cada vez que se besaban.

El animal sabía algunas cosas que Jungkook no, al parecer, y ahora que él y el león estaban en la misma página, ellos podían disfrutar, finalmente, de su compañero.

Jungkook persuadió a la boca de Seokjin, para que se abriera, con su lengua. Seokjin gimió, dejando entrar a Jungkook, sus manos se deslizaron por la melena de Jungkook, tirando de la coleta baja que llevaba.

A Jungkook normalmente no le gustaba cuando alguien le tocaba el pelo. No le gustaba mucho llevarlo como un adorno, pero cuando vino de Seokjin, él dejó que el hombre agarrara y tirara de su pelo y de su corazón. Cualquier cosa para él.
Cualquier cosa, con tal de que no se fuera.

Seokjin gimió. Él sonido se disparó al corazón de Jungkook. La calidez del cuerpo de Seokjin era demasiado, sobrecargaba sus sentidos, y él no podía mantener el control de sí mismo por más tiempo.

Jungkook empujó hacia delante, follando en seco a su compañero, dándoles toda la fricción que necesitaban, el placer.

Seokjin rompió el beso, dando un grito apagado a través de su boca. —Sí. Eso... eso se siente bien. Joder, yo necesito esto. Te necesito.

Jungkook no se detuvo, aunque esas palabras casi provocan esa reacción.

Seokjin no podía ser consciente de que acababa de decir eso. No cuando él todavía estaba aprendiendo a confiar en Jungkook.

All mine Where stories live. Discover now