35: final

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Las velas eran un bonito toque, Jungkook tenía que admitir que mucho. Estaba casi completamente oscuro afuera, así que con las cortinas cerradas, la luz de las pequeñas llamas dejaban un brillo casi ambiental.

Luego, allí estaba su compañero, su amante, marido y mejor amigo -él no iba a decir eso a Taehyung- tumbado allí, en la cama, sus vaqueros desabrochados y su pecho desnudo, viéndose como la cosa más sexualmente atractiva que Jungkook había visto en su vida.

El león salió un poco. Jungkook había pensado que estaría muy cansado para molestarlo mucho, pero ahora que su sangre estaba bombeando caliente y pesada a través de sus venas, él no podía ignorar el profundo rugido del león dentro de él.

Jungkook avanzó lentamente por encima de la cama, y Seokjin se puso sobre su espalda mientras Jungkook se puso encima de él.

―Eres malditamente sexy,— dijo él.

Jin enrojeció ante el cumplido. Siempre lo hacía. Era lindo. ―Bueno, en caso de que no te hayas dado cuenta, ocurre que pienso que tú estás de muy buen ver tú mismo, —dijo, lo cual fue suficiente para hacer que Jungkook riera a carcajadas, justo antes de que se inclinara y besara al hombre.

Los labios de Seokjin eran cálidos. Él se había afeitado esta mañana, así que el área alrededor de su boca y mandíbula era suave. A Seokjin no le crecía mucho vello facial. No en la cantidad que tenía Jungkook, y cuando Seokjin soltó una risita y se retorció, Jungkook frotó su cara contra las mejillas de Seokjin.

―Eso pica.— Seokjin rió.

―Es apenas una barba de dos días,— dijo Jungkook, aunque realmente amaba jugar con su compañero así.

Las manos de Seokjin acariciaron la espalda de Jungkook, incluso mientras alejaba su cara, como si estuviera tratando de esconderse del ataque juguetón. Jungkook estaba teniendo tanta diversión que casi no se dio cuenta cuando la mano de Seokjin encontró el bulto de la polla de Jungkook. No hasta que dio un suave apretón.

Jungkook gimió, empujando su cubierta y dura polla contra la mano de Seokjin.

―¿Te gusta esto?— Seokjin preguntó, mordiendo la concha de la oreja de Jungkook.

A él le gustaba, tan malditamente tanto.

―¿Sintiéndote agresivo, verdad?

―Tal vez un poco,— Jin admitió, su mano todavía apretada contra el bulto de Jungkook , todavía haciendo que su cuerpo se inflamara y su placer creciera.

―Bueno.

Era erótico y sugerente cada vez que Seokjin decidía que quería un poco más de control en la cama. Seokjin nunca había pedido a Jungkook si podía ser el activo, pero Jungkook supuso que esto era solo todo lo lejos que Seokjin podía llegar a la hora de ser aventurero.

Jungkook enganchó sus dedos en la cinturilla de los vaqueros de Seokjin. —Tengo que quitarte esto de encima.

Seokjin levantó sus caderas, haciendo más fácil a Jungkook sacar su ropa. El león dentro de él liberó un feliz y excitado rugido mientras los suaves muslos de Seokjin fueron revelados. Él llevaba solo unos claros calzoncillos de algodón, pero Seokjin supuso que era porque los únicos negros que a Seokjin le gustaba llevar, antes del sexo, estaban en la casa de la piscina.

Eso estaba bien. Un poco de algo diferente, para ponerle picante a la mezcla de vez en cuando, podía ser siempre una buena cosa. Jungkook no iba nunca a quejarse.

Especialmente desde que el aroma de su amante se volvió tan pesado en el aire cuando sus pantalones fueron quitados.

Jungkook tuvo que inclinarse y poner su nariz en los muslos de Seokjin, inhalando fuertemente.

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