Capítulo 30

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Aleksander Blair

Giselle se va al baño y de inmediato Zack deja el taco sobre la mesa de villar, interrumpiendo el juego.

—¿Alguien más sintió la tensión? —dice refiriéndose a Giselle y a mí.

En el primer año era parte del equipo de fútbol de la universidad, y odiaba el lado parlanchín de Zack, su jodida boca siempre está diciendo cosas incoherentes. Aún así lo considero algo similar a un amigo.

—Cierra la puta boca y juega —suelto.

Sé qué hay tensión entre ella y yo, pero he pasado un perfecto mes en el que no me preocupé de buscarla, aunque mentiría si dijera que no tuve ganas. Dije que me gustaba la persecución y no mentí pero me he preguntado si es realmente lo que quiere, a veces parece que la estoy acosando, lo cual me jode.

Nunca, literalmente nunca he tenido que buscar la atención de una mujer. Pero Giselle me atrae más de lo normal, de hecho hoy me gustó la forma en que condució su motocicleta hace un rato, no había miedo en ella, había euforia y diversión. Por otro lado me jodió ver a Adam demasiado cerca, así que actúe por impulso y le pedí a Giselle que jugara por mí, quería marcarla como mía frente a él, pero olvidé que estaban nuestros amigos alrededor. Ahora especularán mierdas.

Zack vuelve a tomar el taco e intenta ganar la partida pero no lo logra, la bola rebota contra el borde de la mesa.

—¡Por la mierda! —Maldice y las chicas de la otra mesa se ríen, él se da cuenta y las saluda con la mano en el aire —. Pueden reírse de mí chicas, pero denme sus números —suelta haciéndose el galán, después baja la voz y me habla directamente —. Aleksander, tu cabaña está cerca ¿cierto? Invítenoslas.

—Jódete, no quiero.

—Por favor, amigo —suplica patéticamente —. Míralas, les gustamos. La vamos a pasar bien con ellas.

—Yo no me quejaría —dice Lucca.

—Llévenlas a un hotel si quieren —propongo tomando el taco.

De nuevo tengo la oportunidad de intentar meter la bola 8 así que tiro con cuidado y lo logro. Lucca y yo ganamos, pero parece que eso ya no importa, los chicos insisten.

—No podemos solo ir y pedirles eso —Zack intenta hacerme cambiar de opinión —. No las conocemos y tal vez se ofendan. En cambio si seguimos con la fiesta en la cabaña todo será más natural, es un plan perfecto.

Entiendo la desesperación de Zack, ninguna chica le hace caso pues es demasiado desgreñado.

—No creo que se ofendan, una de ellas ya se me acercó a proponer algo parecido —contradigo.

—Y fuiste un cabrón, no tenías que rechazarla de esa manera, debiste pensar en tus amigos.

—No puedes negar que están buenas —añade Adam.

El puto Adam me cae bien pero odié como tomó a Giselle en brazos hace un rato, lo peor de todo fue que ella sonreía y sé que estuvieron en la misma escuela así que son demasiado cercanos para mi gusto, es por eso que si a Adam le gustan esas tipas y se acuesta con alguna de ellas sería lo mejor.

—Está bien, pero todos se largan por la mañana —digo, han logrado convencerme.

No es que me importe prestar mi cabaña para fiestas, ni siquiera vivo ahí y es para lo que siempre la uso pero quería irme a mi departamento a dormir. Supongo que se arruinó mi plan.

De inmediato Zack va a proponerles ir al cabaña, lo observo desde la distancia, intenta no parecer desesperado y al parecer las chicas aceptan porque él regresa con una sonrisa enorme.

Devilishly Sweet [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora