Capítulo 20

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Derek Meyer

Me llamó para que la venga a buscar y llevo esperándola media hora fuera de un alto edificio plateado, por fin luego de minutos la veo saliendo de él, su cabello está húmedo y no lleva su blusa ni su falda, trae una camiseta negra puesta y un pantalón de chándal que le queda grande.

—Gracias por esperarme —dice al llegar a mi lado, con las mejillas sonrojadas—. ¿Puedo llevar estos libros en la mano? —pregunta, recién noto que trae libros con ella.

—¿Quién vive en ese apartamento? —señalo el edificio.

—Un chico de mi universidad —dice con simpleza subiéndose en la moto.

—¿Y por qué estás usando su ropa? —Solo es curiosidad.

—Me la prestó porque mi ropa se mojó y me dió estos libros para estudiar.

Todo mi instinto me llama a seguir preguntando cosas pues estuvo en ese apartamento alrededor de dos horas, pero mejor prendo la moto y no pienso en ello.

______
Ese mismo día más tarde la observo desde el segundo piso de la casa del personal, se ha quitado la ropa que no era suya y el cachorro la intenta alcanzar saltando sobre el césped. Veo como los volantes de su vestido lila se mueven al tiempo que sus piernas se flexionan corriendo.

Desearía no ser su guardaespaldas, desearía renunciar debido a lo que fuimos hace tiempo, pero entonces recuerdo que fue atacada en un cementerio, que nadie sabe quién fue aquella mujer que la arrojó a una tumba vacía y que ella sigue afuera, quizás esperando la perfecta oportunidad para lastimarla, y no creo que nadie pueda protegerla como yo. Además su madre me amenazó o "instruyó" según ella al respecto de su seguridad, sobre todo estos días en los que fue al extranjero.

Quiero a Elle, ella es dulce, no merece ser lastimada.

Deja caer su cuerpo sobre el césped rodeado de flores, su cabello se riega como una cortina brillante bajo el sol del atardecer... busco entre mis pinturas los colores perfectos para retratar esa imagen en el lienzo y comienzo a pintarla. Pintar me gusta, es lo único no grotesco para lo que sirvo. Cada trazo que doy perfecciona y hace más real a Elle sobre el lienzo.

Levanta sus manos para tapar el sol y luego de unos minutos entra devuelta a su casa.

Cuando han pasado dos horas me llaman para que vaya a la mansión, y en cuanto atravieso el enorme jardín y entro en la sala de estar veo a Elle esperándome ahí. Sus ojos siempre se iluminan al verme, pero como siempre lo disimula.

—Tengo que ir al hotel de mamá —anuncia sin autoridad —, ¿me acompañarías?

Empuja su cabello rojo ondulado hacia atrás, su cabello es naturalmente lacio así que posiblemente se hizo eso en el cabello, se ve linda.

—Es mi trabajo acompañarte a todos lados, ¿recuerdas?

—Sí... —responde aferrándose a la cartera felpuda que usa cruzada—. Lamento molestarte tanto hoy.

—Está bien.

Vamos al garaje y ya que no puedo conducir autos eléctricos (al menos hasta que termine el curso en el que me inscribí) debemos ir en mi moto, la cual dejé en este lugar.

—Quiero conducir mi propia motocicleta esta vez —dice ella.

—¿A tú madre no le molestará?

—No creo —miente, es muy mala mintiendo. A veces me pregunto si de verdad todos los autos son eléctricos como ella dijo. Estoy seguro que deben haber algunos automáticos y otros mecánicos, pero es tierno verla mintiendo por andar sobre una motocicleta.

Devilishly Sweet [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora