Capítulo 25

760 68 33
                                    

Elle Montaner

No sé cómo pasamos de encontrarnos casualmente en la casa del terror a estar en su auto, no me estoy quejando, pero no mentiré, estoy asustada.

—Tengo miedo... pero si te pido que te detengas no quiero que lo hagas —pido.

Sé que no me atreveré por mi misma a esto, debo estar presionada a hacerlo. Y eso no me disgusta del todo.

Entonces sus manos se deslizan por mis muslos tan lentamente que lo siento por todo mi cuerpo, pasan el dobladillo de mi falda metiéndose debajo y apretando ligeramente mi piel, rápidamente el calor sube a mi cuello y el miedo que siento se disipa, no debí entrar al auto sabiendo sus intenciones y tal vez me arrepienta de ello más tarde, pero quiero tomar lo que deseo aunque sea una vez y esta vez quiero atreverme a más.

Me cansé de desear cosas que no puedo tener, seré valiente y dejaré que Aleksander haga lo que quiera conmigo, luego podré hacer esas cosas con Derek.

Deseo besarlo de nuevo así que me acerco, pero antes de tocar sus labios con los míos una de sus manos se ha deslizado hasta mi entrepierna. Un gemido bajo se me escapa cerca de su boca, aún ni siquiera me toca directamente pero toda mi piel se eriza.

—Ven aquí. —Me hace sentar a horcajadas sobre él y con su mano en mi trasero me empuja sobre su creciente erección.

Mi respiración se detiene al sentir una corriente de placer deslizándose desde mi intimidad hasta mi estómago.

—Aah... —suelto apoyando mi pecho en el de Aleksander y mi cabeza en su hombro.

La fricción es buena, pero cuando su mano y sus dedos comienzan a frotarme sobre la tela mojada de mi ropa interior casi me desvanezco.

—Voy a quitarte la ropa —anuncia.

No tengo tiempo para objetar porque me quita su chaqueta y también toma el borde de mi blusa para comenzar a quitármela, dudo por unos segundos, pero como ya dije me quiero atrever a más así levanto mis brazos ayudándolo y cuando estoy solo en sostenes me siento cohibida, intento no sentirme así, pero Aleksander no ayuda porque no me dice: "Eres hermosa, eres perfecta" o ese tipo de cosas que se supone que dicen los chicos en estas situaciones.

También se quita la camiseta y una necesidad de deslizar mis dedos por sus pectorales nace en mí, pero no me atrevo a hacerlo.

—No te cubras, ya te vi ese día en el bosque. —Estira una mano tras mi espalda y desabrocha mi sostén—. Ya hice esto —dice besando el relieve de mis senos—. Y esto. —Muerde ligeramente mi pezón.

Estoy comenzando a temblar y estoy segura que no se debe solo al frío, siento algo acumulándose, entonces sus dedos se meten bajo la tela de mis calzones tocando mi piel desnuda y todo eso se duplica, me está tocando ahí y lo hizo como si nada.

—Estás tan caliente y mojada que puedo imaginar lo bien que se siente estar dentro de ti —murmura cerca de mi oído.

Su voz suena ronca. Estoy extasiada pero tan avergonzada que me alejo y cubro su boca con mi mano sorprendida frente a sus palabras tan directas.

—No digas esas cosas.

Él aleja mi mano con facilidad.

—¿Por qué no? Me gusta hablar sucio y muero por penetrarte  —reconoce mirándome con sus ojos bicolor.

Me sorprendo y escandalizo pero intento disimularlo, estamos haciendo algo normal, la mayoría de los jóvenes tienen sexo y de seguro hablan durante eso, tengo que relajarme, no es nada del otro mundo.

Devilishly Sweet [2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora