Harry Potter era un niño que vivía con sus tíos y su primo en el número 4 de Privet Drive, este nunca fue querido por esa parte de su familia quienes no desaprovechaban una oportunidad para hacerle sufrir.
Pero... ¿Qué pasaría si un día esos maltrat...
Aquella misma noche en la que Strange y Dumbledore regresaron a Hogwarts, Delphi y Harry fueron llamados la despacho del director donde vieron que el director y el Hechicero Supremo de otro mundo se encontraban sucios y con algunas heridas en sus manos y en sus rostros. Al parecer ambos habían vivido una aventura bastante arriesgada a ojos del chico que sobrevivió, sin embargo, ambos venían con una sonrisa en sus caras indicando que aquel viaje que habían realizado había dado sus frutos.
- Buenas noches, señorita Ryddle y Lord Potter. - dijo Strange mientras bebía un poco del licor privado del director. - No hace falta que pongan esas caras de preocupación, les puedo asegurar que tanto el profesor Dumbledore y yo nos encontramos perfectamente.
- No es por molestar o indagar en lo que no debemos, profesor Strange. - dijo Delphi mientras esta estaba abrazando el brazo de su prometido. - Pero no creo que nos hayan llamado a estas horas de la madrugada si no fuese un asunto de extrema importancia.
- Además de que mi antiguo rival y yo podemos oler la presencia de ese bastardo de Voldemort en ustedes 2. - dijo Ddraig con el Boosted Gear manifestándose. - Por lo que lo único que se me ocurre es que habéis ido a enfrentarle y habéis conseguido acabar con él o que habéis encontrado alguno de los Horrocruxes restantes.
- Es usted muy inteligente, señor Ddraig. - dijo Dumbledore mientras este cogía su bolsa mágica. - Por desgracia no ha sido la primera opción, más bien es la segunda, aunque debo confesarles que si no fuese por la señora capa del profesor Strange, me temo que alguno de los 2 estaría ahora mismo caminando hacia la muerte. - dijo Dumbledore sacando una especie de caja en cuyo interior se encontraba un anillo de oro y con una piedra de color gris y un símbolo.
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Harry solo pudo mostrar una gran sonrisa ante la visión de ese objeto que contenía un fragmento de aquel bastardo que había provocado la muerte de sus padres en esa vida al igual que la de muchos otros antes que ellos. Delphi por su parte se vio tentada de intentar llamar a su amigo basilisco-dragón para que este destruyese un segundo Horrocrux, sin embargo, esta sabía perfectamente donde estaba y que el animal no habría tenido nada de sitio para poder moverse.
- ¡Perfecto! - dijo Harry muy feliz, tanto que besó los labios de Delphi, con ella correspondiendo y con los profesores sonriendo ante esa muestra de amor. - ¡Ahora tenemos más ventaja contra ese maldito bastardo y ya que no sabe lo que pasa cuando destruimos un Horrocrux puede que podamos encontrar los demás y así adquirir más ventaja contra él!
