Harry Potter era un niño que vivía con sus tíos y su primo en el número 4 de Privet Drive, este nunca fue querido por esa parte de su familia quienes no desaprovechaban una oportunidad para hacerle sufrir.
Pero... ¿Qué pasaría si un día esos maltrat...
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Por fin había llegado el tan esperado día de Julio de aquel año, el día en el que Harry James Potter Evans contraería nupcias con Astoria y Daphne Greengrass, durante toda aquella mañana en la mansión Potter se podía observar un gran ajetreo de idas y venidas entre sus habitantes quienes estaban dando los últimos retoques a los preparativos de la boda. Se podía observar como Winky con la ayuda de Dobby se encontraba preparando los diversos platos de comida que los invitados junto a su amo degustarían en el banquete que se celebraría tras los enlaces, los gemelos Weasley junto a Ron estaban ayudando a los hombres adultos a terminar de colocar las luces, adornos y demás cosas en la carpa donde se celebraría la boda.
En otro lugar de la mansión se podía ver a las novias vistiéndose con unos hermosos vestidos de color blanco con líneas de oro que decoraban la falda, al igual que estas llevarían una corona hecha de flores del mismo color que el vestido y con un velo que caía hacia atrás casi de la misma extensión que el largo del pelo de ambas chicas, también llevarían una cinta de color azul en la cintura, un collar cada una por parte de la madre de ambas quien los había recibido hace más de una década por parte de su marido como regalo de aniversario y finalmente unos brazaletes de oro y nuevos que estas habían recibido como regalo de Harry 2 días antes de la boda.
Pero ¿Cómo se encontraba nuestro protagonista ante el acontecimiento más importante de su vida hasta la fecha? Harry se encontraba en su habitación sentado en una silla a la vez que se encontraba bastante nervioso ante lo que iba a pasar, estaba moviendo la pierna derecha de arriba abajo cada vez más y más deprisa y con un semblante de felicidad y de miedo ante el reflejo del espejo que tenía en su cuarto.
- Tranquilo, Socio. - dijo Ddraig a través del Boosted Gear a la vez que se reía de la cara que tenía Harry. - No vas a salir a ningún combate en el que vayas a arriesgar la vida, vas a casarte con tu chica de los dulces y con tu Reina de Hielo. Es una ocasión muy feliz y deberías estar ansioso a estar casado en vez de estar preocupándote por tonterías.
- ¿Acaso te preocupa que vayas a hacer algo mal durante la ceremonia, Compañero? - dijo Albión a través del Divine Dividing. - No te preocupes por eso, ambos sabemos que lo vas a hacer bien, llevas ensayando las palabras durante varias horas al día por lo que levantate, camina firme y sé feliz. Te lo mereces.
- Hoy no debes calentar tu cabeza con lo que sea que ocurra en este mundo, Socio/Compañero. - dijeron a la vez los dragones celestiales. - Hoy toca disfrutar de tu vida y de uno de los acontecimientos más importantes de la misma. ¿Cómo esperas casarte con el resto de tus hembras si lo único que estás haciendo es temblar como una larva recién nacida? ¡Eres un dragón, Harry James Potter Evans! ¡Ve hacia tus hembras y hazlas felices para siempre!
