Capítulo 28

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- Hablando

- Pensamiento

- Charla interna

- Hechizos

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- ¡¿Acaso has perdido la cabeza, Fudge?! - dijo un hombre entrando bruscamente en el despacho del ministro de Magia acompañado por una mujer

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- ¡¿Acaso has perdido la cabeza, Fudge?! - dijo un hombre entrando bruscamente en el despacho del ministro de Magia acompañado por una mujer. - ¡¿Cómo se te ocurre mandar dementores a Hogwarts?!

- Relájate, Octavio. - dijo Fudge mirando al furioso padre de Astoria y de Daphne quien nada más enterarse de que en Hogwarts había dementores perdió la paciencia y acompañado por Amelia Bones fueron a ver al ministro. - Te recomiendo que te relajes, ¿No querrás volver a vivir un susto como el que tuviste hace unos años, verdad?

- ¡Eso ahora mismo no me importa! - dijo Octavio dando un puñetazo en la mesa. - ¡Sabes perfectamente lo peligrosos que son los dementores! ¡Sabes igual que yo que a esas cosas solo les interesa alimentarse de la gente! ¡¿Y les envías a un colegio lleno de niñas y niños sin saber qué clase de traumas pueden llevar con ellos?!

- Tranquilo, Octavio. - dijo Amelia poniendo la mano en el hombro de su amigo. - En parte, el ministro tiene razón con respecto a tu corazón, Marie me ha pedido que te vigile para que no sufras otro infarto. Además, ¿No querrás que le hable sobre esta alteración en tu estado de ánimo, Octavio?

- No, claro que no, Amelia. - dijo Octavio relajándose al imaginar la cara de su esposa cuando Amelia le contase lo que había pasado. - Si no te importa, me gustaría retirarme a mi casa por hoy. No me encuentro muy bien para seguir con el trabajo. 

- ¡Por supuesto, Octavio! - dijo Amelia con amabilidad. - Vete a casa con tu esposa y descansa, lo más importante es tu salud. Siempre habrá trabajo para otro día, pero lo que no puedo sustituir es a mi mejor ayudante. - dijo Amelia riendo con diversión por la burla a su viejo amigo.

- Sí, Greengrass. - dijo Fudge. - Váyase a casa a descansar y espero que mañana esté de mejor humor y de salud. - entonces Octavio se despidió de ambos no sin antes mandar una mirada a Amelia que esta entendió de inmediato. - Pobre hombre... Es uno de los mejores trabajadores del ministerio, pero creo que desde que le dio el infarto ha cambiado mucho y ya no sabe controlar sus emociones tan bien como antes. Tal vez deba pensar en ofrecerle la jubilación.

- Octavio no es un viejo, Cornelius. - dijo Amelia sentándose. - Lo que ocurre es que es padre como bien sabes y está preocupado porque los dementores hagan daño a alguna de sus hijas. Al igual que yo lo estoy porque haga daño a mi sobrina, Susan y más siendo la única familia que me queda...

- Entiendo la preocupación de ambos, Amelia. - dijo Fudge amablemente y levantándose de su asiento. - Pero también debes entender el peligro que supone Sirius Black para todos, en especial para nuestras niñas y nuestros niños. ¿Quién sabe lo que podría hacer ese hombre en caso de tener a uno en sus manos, o peor aún, a Harry Potter? Podría terminar el trabajo que el mismo inició hace 12 años.

El Mago Rojo y BlancoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora