1 : ᵃ ᵐᵒᵐᵉⁿᵗ ᵒᶠ ˡⁱᵇᵉʳᵗʸ

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"Jace, mira mi vestido nuevo!" recibiría siempre un "ajá" sin que sus ojos desinteresados se quedaran más de 3 segundos sobre ella y su vestido.

"Jace, Harwin me enseñó este nuevo movimiento!" recibiría un "ajá, bueno, tengo que ir a entrenar".

Todo cambio cuando Jacaerys se fue de Desembarco del Rey con su familia, sin contar que al mismo tiempo, Ser Harwin Strong murió en aquel infierno.
Mevanya no volvió a sonreír como antes.

Aprendió las técnicas manipuladores de un Hightower, cómo hacer que todos pensaran una cosa cuando en realidad era otra, y te siguieran el paso como ratas en alcantarilla, la única cosa buena que su deplorable familia le había aportado.
Aprendió a ser tan deseada que matarían por ella, morirían por ella.
Aprendió a usar a su dragona Ilaxia, para infundir un camuflado temor, que posteriormente se haría incluso más grande cuando los huevos de Ilaxia nacieron para obedecerle a ella. Venmor y Midnight, aunque no era su dragón de montaje, eran comandados por Mevanya. Algo que ciertamente no pasó para nada desapercibido por nadie, nadie sabía cómo era posible que una sola mujer tuviese la devoción de tres dragones.
El Alto Valyrio se convirtió en su lengua favorita. Como nadie más lo hablaba en su familia tan fluida y completamente como ella, se le escuchaba constantemente cantando en el idioma a solas. Solamente lograba practicarlo cuando iba de visita a Rocadragon con su hermana y su tío.

Gracias a su padre, eso era posible.

Viserys podía no ser el mejor de los padres para ella, podría ser un cobarde. Pero al menos su gran devoción a su primogénita era algo que Mevanya podía usar para su propio beneficio.

Cada que iba a visitar a su hermana podía decir que era feliz. Rhaenyra le enseñaba de historia, Daemon de batalla, y cuidar de sus pequeños sobrinos, Aegon y Viserys, siempre le alegraba el corazón. Sin mencionar que adoraba pasar el tiempo con Rhaena y Lucerys. Rhaena era en extremo educada, gentil, y parecía admirar tanto a Mevanya que siempre quería aprender de ella a pesar de llevarse unos pocos años. Y la inocencia de Lucerys era refrescante, tan pura, que Mevanya no podía evitar pensar en querer protegerlo de todo lo malo que existía más allá de los muros de aquel castillo. El muchacho, no importaba cuantas veces la viera, siempre se sonrojaba, Rhaena se burlaba en secreto de él por eso, molestándolo cada que Mevanya abandonaba Rocadragon.

Muy a diferencia de su hermano, quien ni toda la belleza adquirida con los años, ni el ingenio ni elegancia que Mevanya poseía podía hacerlo ver ni siquiera mínimamente interesado.

Daemon, su cruel tío, solía burlarse de esto cada que la atrapada mirando en la dirección del príncipe.

"Oh, mi querida Mevanya, ¿amor no correspondido?"
"¡Tío!"

Y el hombre simplemente se reía.

Todo esto, antes de que su madre también le arrebatara aquel pequeño agarre de felicidad y libertad.
Cuando su padre comenzó a deteriorarse cada vez más y las medicinas lo dejarán sin mucho juicio, su madre se aseguró de no dejarla volver nunca más a Rocadragon.

"Tú deber como princesa es aquí, con tu pueblo".

Mevanya había estado tan furiosa que no le hablo por años si no era para nada estrictamente necesario.

—Mevanya —la llamó su madre por quinta vez, su tono agudo de voz indicando lo enfadada que estaba con ella.

—¿Si, querida madre? —a diferencia de Alicent, la platina mantuvo aquel tono de voz cínicamente impasible de siempre, sin siquiera levantar la cabeza de su libro.

—Te he estado hablando todo este tiempo, ¿acaso no me haz escuchado?

—No.

—¿Planeas alguna vez hacerlo?

𝐑𝐨𝐬𝐞 𝐓𝐡𝐨𝐫𝐧 ➵ jacaerys velaryon Where stories live. Discover now