Otro MK #2

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Espero que les guste~

Macaque le manda un rápido mensaje a Wukong para que salgan del departamento y apenas recibe el visto bueno, se mueve rápidamente hasta dentro de su casa con ayuda de sus poderes, viendo de reojo como esta versión de MK mira a su alrededor con asombro. Azul salto al estar de vuelta en su hogar, caminando con elegancia y la cola en alto, de seguro dispuesta a romper algo más.

-Ducha, ahora mismo. La necesitas con urgencia- lo empuja hacia el baño, abriendo la puerta con su cola para meterlo a la habitación, saliendo y volviendo con algo de ropa entre sus manos. -Creo que mi ropa te va a quedar algo grande...- porque el chico es mas bajo que él y mas pequeño en contextura física. -...pero servirá por el momento- extiende las prendas. Es una remera manga corta con la fea cara del dios que esté le regalo en forma de broma, junto a unos pantalones largos con elástico en la cintura y un par de medias que encontró en el fondo de su cajón.

-¡Gracias!- sonrió, agradeció, dejando la ropa sobre la tapa del inodoro.

-Y toalla- se la extiende, el menor riendo antes de aceptarla y cerrar lentamente la puerta, el mono no tardando mucho en escuchar la ducha en funcionamiento. Sonrió ante el suave tarareo que pudo escuchar no mucho después, al aparecer la costumbre de tararear melodías al azar en la hora del baño venía con el modelo, estaba seguro de ello. Se alejo, dejando caer su glamour con un suspiro, mirando su teléfono y bufando ante el mensaje del dios "¡Consiguiendo mucho helado!", sonriendo con cariño ante la foto de su hijo sosteniendo el pote de 1 kilo de helado. Le había pedido que se lo llevara, no que compraran helado. Solo había querido darle algo de tiempo para que el otro MK pudiera digerir la información y pudiera darse una ducha, conocer a su hijo con ropa limpia al menos. Se sentó en el sillón para esperar, alzando la vista cuando el chico salió no mucho después, cambiado y luciendo aliviado mientras se secaba el cabello con la toalla que le había dado. Ambas prendas le quedaban algo largas pero al menos, era ropa limpia.

-Gracias por la ducha y la ropa- colgó la toalla en el respaldo de la silla más cercana, mostrando entonces su cabello despeinado.

-De nada- asintió sin mucho problema, aunque no pudo evitar hacer una mueca. -Tu cabello se ve horrible...- fue directo, el pobre parpadeando con sorpresa mientras tocaba uno de sus mechones castaños. -...ven aquí- se enderezó, haciendo un gesto para que se acercara, agarrando uno de los pocos cojines que se habían salvado de la masacre que venía con esa endemoniada gata y dejándolo caer en el suelo. MK se veía confundido, algo justo si el mayor debía admitir, pero de igual manera se acercó, sentándose sobre el cojín en el suelo de piernas cruzadas, apenas sobresaltándose cuando sintió las manos ajenas empezando a arreglar su cabello. Él se quedó quieto, dejándolo mono trabajar, mirando a su alrededor con suma curiosidad. El lugar estaba ordenado, aunque había algunos bloques tirados no muy lejos y un muñeco de mono muy familiar dejado sobre un mueble al lado de unas fotos, donde podía notar al mono y a su pequeña versión, ambos luciendo grandes sonrisas.

-Wow...- era extraño, no había forma de negarlo. -¿Cómo me conociste? Quiero decir, a la versión mía de aquí- se animo a preguntar, girando suavemente su bandana entre su dedos.

-Escuche un ruido y fui a ver, imagina mi sorpresa cuando me encontré con un pequeño niño husmeando en mi basura, comiéndose unos fideos que tire días atrás- contestó sin mucho problema. -Le di una hamburguesa y aunque pensé que no lo volvería a ver, siguió viniendo por unos cuantas semanas, no logré meterlo a casa hasta que se enfermo y después de eso, no lo volví a dejar ir- sonrió con cariño. -Es oficialmente mi hijo, si es que quieres preguntar- señaló hacia la pared, donde estaba enmarcado el certificado de adopción oficial.

-Oh...- MK tarareo ante eso, sorprendido. El Macaque que conocía no parecía exactamente el tipo de demonio que tendría una vida hogareña y tranquila, mucho menos uno que decidiera llevarse a un niño cualquiera que encontró rebuscando en su basura, aunque mirando las fotos más cercanas y notando la gran sonrisa de su pequeña versión, se dio cuenta de que de alguna manera, eso había sucedido.

-Listo~- el mono terminó de arreglar el cabello castaño, satisfecho de haber podido deshacerse de los nudos, inclinándose para sacarla la bandana de más manos del quieto chico y colocándola en su lugar, atando la cinta roja en su lugar en lo que ya era un gesto familiar y común en su vida. -Ya no hueles a alcantarilla y estas más decente, eso es una mejora- apoyo sus manos en los hombros del menor, enarcando una ceja cuando este ni siquiera se movió. -¿Kid?- se movió para levantarse del sillón, decidiendo sentarse al lado ajeno, viéndolo con algo de preocupación. MK tenía una expresión difícil de descifrar, en blanco para decirlo de alguna manera, con los ojos perdidos entre las múltiples fotos que había allí cerca. -¿MK?- llamó, sorprendido cuando este se movió rápidamente, lanzándose para abrazarlo de repente. Él parpadeo, sin haber esperado eso, pero no dudo en rodearlo con sus brazos para corresponder el gesto, acercando al chico todo lo posible. No era exactamente su hijo pero incluso siendo de otro mundo, no pudo evitar sentir cariño por él, siendo conquistado por aquellos ojos oscuros con demasiada facilidad. -¿Estas bien?- preguntó suave y tranquilo.

-Estoy bien...estoy bien...yo solo...- se aferro un poco más, ocultando en el hombro ajeno la gran y temblorosa sonrisa que se dibujaba en su rostro. -...estoy feliz...tan feliz...- murmuró y aunque el mayor no entendía la razón por el repentino agradecimiento, decidió no preguntar, abrazándolo con un poco más de fuerza y moviéndose para dejar un suave beso contra el costado de la cabeza del menor. Ya luego podría preguntar, quizás.

Papa MacaqueWhere stories live. Discover now