El Castillo

2.2K 274 144
                                    

Espero que les guste~

MK mira con cierta desconfianza a la mujer de largo cabello negro y grandes cuernos sobre su cabeza, aferrándose al pantalón de su papá con fuerza y escondiéndose tras este al notar que ella lo esta mirando. No parece mala, no cree que su papá lo trajera si fuera mala, pero de todos modos no se acerca, sintiendo una desconfianza hacia ella que no puede explicar.

-Hey, Kid...- siente una mano en su cabeza y no duda en levantar la vista para ver al mono, quien le esta mostrando una suave y tranquila sonrisa. -...¿quieres explorar un poco el castillo mientras yo hablo con ella?- el menor hizo un puchero, sin lucir muy de acuerdo con ello pero asiente y sale de la habitación rápidamente, casi corriendo para explorar el lugar tan desconocido. Camina por los pasillos, un poco asombrado al decir verdad, el lugar se ve como un castillo realmente elegante como el de las caricaturas. Tiene las paredes hechas de piedras, con una larga alfombra roja en los piso y unos cuantos cuadros escalofriantes como decoración, incluso parecen tener armaduras completas. No tiene idea de que hacer o a donde ir pero no quiere ir muy lejos y perderse. Da un paso y de repente, hay manos fuertes agarrándolo y alzándolo, un chillido de sorpresa saliendo de su boca. Observa con sombro como el arma de la armadura que esta allí baja con fuerza justo en donde antes estaba parado, el volviendo a su lugar en segundos y luciendo como si nada hubiera pasado. 

-Eres un niño descuidado...- la voz es familiar y el niño se esfuerza por mirar a quien lo sostiene.

-¡Eres el niño de fuego!- chilla al ver al pelirrojo. -¡Eres Zuko!- no tiene ni idea de cual es su nombre, así que suelta el primer nombre de un personaje que controle el fuego que se le viene a la mente.

-Soy Red Son, niño raro- gruño entre dientes, algo molesto por el cambio de nombre y el nulo conocimiento del menor.

-Y yo soy MK- sonrió enormemente, balanceando sus pies. -¿Puedes bajarme, por favor?- porque ser sostenido de esa manera y la extraña pose que hace para mirar al mayor es incomoda. El demonio bufo pero lo bajo, cruzándose de brazos mientras el niño se voltea a verlo de la manera correcta. -Papá dice que no eres malo...- comento, llamando la atención del pelirrojo, quien enarca una ceja ante eso. -...pero que tienes muy mal carácter- gruño, la punta de su cabello

-No tengo mal carácter- gruño entre dientes, la punta de su cabello volviéndose fuego hasta que decidió respirar profundo y relajarse, logrando que su cabello volviera a la normalidad. -Como sea...- se dio media vuelta y empezó a caminar, deteniéndose después de dar unos cuantos pasos, escuchando como lo seguían. -¿Que haces?- miro al niño con el ceño fruncido, quien le devolvió la mirada con pura inocencia.

-Te sigo, no quiero estar solo- respondió con honestidad. Red Son miro hacia el techo, casi pidiendo paciencia, gruñendo mientras volvía a avanzar, decidido a no decir nada mientras escuchaba los ligeros y rápidos pasos del niño que lo seguía de cerca. Va hasta su taller, sacándose su saco rojizo para dejarlo en el respaldo de su silla, apoyando una mano en su cintura y apuntando hacia el niño, mirándolo con seriedad. 

-No. Toques. Nada- pone énfasis en cada palabra. MK lo mira con los ojos bien abiertos, asintiendo rápidamente, metiendo sus manos a los bolsillos de su campera. -Bien- suspiro y se giro para sentarse en su silla, dispuesto a seguir trabajando en sus inventos. El niño inflo ligeramente las mejillas, mirando a su alrededor con curiosidad, avanzando con pasos cuidadosos y silenciosos para revisar a su alrededor, sus ojos brillando con asombro infantil al ver algo en particular, avanzando con prisa y sacando las manos inconscientemente. Detrás de una pared transparente hay una colección de vehículos de llamativos y rojos.

-¡¿Son autos?!- chillo con pura emoción, dando pequeños saltitos.

-Si, yo los construí- asintió Red Son, enarcando una ceja la emoción ajena, sin entenderlo al decir verdad.

-¡Es increíble!- miro al demonio, quien se sobresalto un poco ante la mirada brillante y llena de asombro del niño. -¡Tu eres increíble!- el mayor se sonrojo apenas por el repentino alago, no se lo había esperado.

-S-Supongo- desvía la vista, la sinceridad de ese niño era casi aplastante. Miró de reojo al menor, quien estaba viendo los autos nuevamente, con la cara pegada al vidrio. Respiro profundo y dejo escapar un largo suspiro, sin poder creer lo que estaba por ofrecer. -¿Quieres...dar un paseo?- se sobresalto y se tenso cuando MK no dudo en voltearse a verlo, sus ojos bien abiertos y asintiendo con entusiasmo.

-¡Por favor!- recordó sus modales.

-B-Bien...- estaba loco. -...dame un segundo...- se levantó para buscar unos cascos, solo por precaución, lo último que necesitaba era que el niño se lastimada y Macaque quisiera su cabeza en bandeja de plata por descuidado. Agarro el más pequeño que tenía en su colección y su favorito, acercándose al emocionado niño. -Pontelo- le extendió el pequeño, un casco negro y con calaveras blancas. MK lo tomó y se lo puso, intendo abrocharlo sin mucho éxito, haciendo un puchero. Red Son rio, algo divertido, colocándose su propio casco, uno completamente rojo, y abrochandolo antes de arrodillarse para ayudar al menor.

-¡Gracias!- el casco se sentía extraño pero no iba a quejarse por el momento. El demonio asintió y muy pronto, estaban dentro de uno de los tantos autos que había construido por puro aburrimiento, abrochado el cinturón del asiento a trasero donde el niño estaba sentado.

-¿Listo?- sonrió, ya colocando sus manos en el volante.

-¡Listo!- asintió con entusiasmo, moviendo los pies con impaciencia. Red Son predio el auto y arrancó a toda velocidad, yendo por una de las tantas salís que había construido en el castillo, saliendo y alejándose de este. -¡Esto es genial!- chillo, era casi como volar en la nube magica pero con mucha más seguridad.

-¡Y apenas empezamos!- aceleró, escuchando la risa del niño lleno de emoción obvia.

Mientras tanto, desde una de las ventanas y viendo el auto alejarse rápidamente, estaban en par de padres los estaban mirando.

-¿En serio esperabas que mi hijo pudiera distraer al tuyo para que dejara de trabajar?- Macaque enarco una ceja, su cola moviéndose lentamente y con tranquilidad.

-Contaba con ello, si- Iron Fan asintió, sonriendo ligeramente.

-Tu hijo es terco- comentó. Esa idea hubiera podido fallar e incluso salir mal de alguna manera si el pelirrojo de enojaba lo suficiente.

-Lo es...- no tenía sentido negar eso. -...pero he escuchado que tu hijo es capaz de muchas cosas y decidí intentar- tarareo, aliviada de que su hijo se tomará un descanso.

-Deberías hablar con él en algún momento- se dio la vuelta y se acercó a la mesa que había allí, agarrando la taza de té que había estado tomando y dándole un sorbo, tarareando. Aún estaba tibio.

-Si...lo sé- debía hablar con su hijo, aunque aún no tenía ni idea de cómo siquiera empezar.

Papa MacaqueDonde viven las historias. Descúbrelo ahora