Nube Voladora

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Espero que les guste~

-¡Nube! ¡Nube!- MK dio pequeños saltos al ver al dios, sonriendo con obvia emoción y alzando los brazos.

-Sabía que sólo me querías por mí nube- Wukong se apretó el pecho de manera exagerada, dejándose caer al suelo con expresión fingida de dolor.

-¡No, te quiero mucho Monkie King!- se lanzó a abrazarlo con fuerza, el mono riendo ligeramente y correspondiendo el gesto.

-Si, si, si. Yo también te quiero...- lo alzó por debajo de los brazos, mirándolo con diversión. -...pero se que te gusta mucho mi nube- dicha nube apareció justo a su lado, dejando al menor allí, quien chillo con emoción mientras acariciaba la suave superficie de la nube. -Te la prestare por un rato, ¿si?- despeino al menor, quien soltó una risa ante eso.

-¡Gracias, Monkie King!- lo vio alejarse para hablar Macaque, de seguro para molestarlo un rato. MK dio pequeños saltos, aún asombrado de poder estar sentado sobre la legendaria nube del gran Sun Wukong, sintiendo lo esponjosa que era bajo sus manos. Adoraba la nube, era cómoda y suave, con un fuerte olor a durazno, perfecta para dormir siestas. -Me encantaría dar un super paseo...- murmuró para si mismo, recordando el paseo que el dios le había dado una vez. Fue divertido y emocionante, con el viento golpeando su rostro y despeinado su cabello, la sensación de adrenalina corriendo por su pequeño cuerpo mientras daba vueltas innecesarias y pocas acrobacias. Chillo cuando la nube de repente se movió, aferrándose a la superficie con sus manos. No había esperado que pudiera moverse sin el dios encima. -Oh...- parpadeo, una gran y feliz sonrisa dibujándose en su rostro, sintiendo una ola de emoción llenarlo de repente. Se acomodo de piernas cruzadas y afianzó su agarre en la nube, preparándose para lo que iba a hacer. Ya podía sentir que se iba a meter en muchos problemas.

El par de monos, quienes estaban algo no muy importante, se voltearon al escuchar el chillido del mentó, justo para ver a la nube mágica salir disparada hacia el cielo con su nuevo conductor, alejándose a gran velocidad.

-Ese era mi nube...- murmuró con asombro, su nube nunca se había ido sin él, eso era extraño.

-...con mi hijo encima- murmuró con sorpresa, escuchando las risas y chillidos del menor que se alejaba rápidamente. Se quedaron allí, quietos, mirando fijamente el cielo y el punto que dejaba casi una estela tras su paso.

-¡MK!- gritaron con pánico, ambos transformándose rápidamente en pájaros, volando los más rápido que pudieron para intentar alcanzar al fugitivo. Lograron alcanzarlo, volando a cada laso de la nube, viendo la gran sonrisa en el rostro del niño, quien pareció notarlo después de unos segundos.

-¡Hola!- rio alegremente, soltando un nuevo chillido cuando la nube aceleró, dejando al par de águilas atrás sin mucha dificultad. Justo cuando ambos se dispusieron a volver a acercarse, quizás incluso intentar subir a la nube para detenerlo, algo golpeó al dios con fuerza, derribándolo. El dios cayó sobre uno de los techos de los edificios de la ciudad, volviendo a la normalidad, solo para jadear cuando un repentino peso de instaló en su pecho.

-¡Wukong!- Macaque jadeo ante eso, sin haberlo esperado. Descendió sin pensar, golpeando a quién sea que hubiera atacado al dios, volviendo a la normalidad con tapiz y con su bastón oscuro en mano. -Ese es...- vio con sorpresa a quien tenía enfrente en ese momento.

-...es él- suspiro Wukong, levantándose. -Olvide que viene a molestarme de vez en cuando- se rasco la nuca con una mueca.

-Wukong...- Nezha frunció el ceño, haciendo girar su fiel lanza entre sus manos, pintando en dirección del par. Parecía serio, algo molesto quizás. -...vine para...-

-Si, si, si- el mono de pelaje claro lo interrumpió bruscamente, haciendo una gesto con las manos. -Antes de que empieces con él discurso del desastre que soy, de lo bueno que eres tu y los celestiales, de como malgasto mi inmortalidad, bla bla bla bla...- rodó los ojos, ignorando el enojo que emanaba del príncipe. Se estaba ganando un golpe, lo sabia. -...necesitamos encargarnos de eso...- señaló hacia el cielo, justo cuando pusieron ver la nube mágica haciendo un giro digno de una montaña rusa. El niño de seguro se estaba divirtiendo como loco. -...así que luego hablamos...-

-¿No puedes llamar a tu nube?- enarco una ceja.

-No funciona- lo había intentado varias veces mientras volaba peor su nube parecía revelarse por primera vez en su inmortal vida y siguió adelante. Nezha miró hacia la nube, entrecerrando los ojos con sospecha y concentración, dándose cuenta de un detalle.

-Tiene...¿a un niño humano?- miro al dios con el ceño fruncido. -¿Por qué hay un niño humano en tu nube voladora?- ahora se escucha enojado.

-Una larga historia- respondieron el par al mismo tiempo. El príncipe gruñó, dejando su lanza flotando antes de lanzarse a gran velocidad hacia la nube. Costó mucho más de lo que esperaba porque la nube lo esquivo unas cuantas veces pero al final, logró enganchar con sus manos al risueño niño, sosteniéndolo.

-¡Eso fue genial!- chillo MK de puro deleite, tenía las mejillas y la punta de la nariz algo rojas por el viento, con el cabello despeinado y su bandana colgando alrededor de su cuello. -¡Fue super asombroso e increíble, la nube mágica es la mejor!- y entonces pareció notar quien lo estaba sosteniendo en ese momento. El mayor y el menor se miraron entre ellos, ambos analizándose mutuamente, sorprendidos. -Eres...- le costó un poco reconocerlo pero lo logró. -¡Eres el príncipe Nezha!- lo miro con estrellas en los ojos, asombrado, el mayor solo pudiendo parpadear. -¡Tienes tu cinta!- señaló la cinta roja que flotaba cerca del mayor. -¡Y sus anillos mágicos!- se inclino para ver los pies ajeno, el príncipe teniendo que afirmar su agarre en el niño.

-¿Quién eres tú?- preguntó con voz suave, relajando su expresión ante la emoción ajena. Era extraño pero de una buena manera.

-¡Soy MK!- se señaló a sí mismo. -¡Y allá está mi papá!- señaló hacia abajo, justo en donde estaban el par de monos parados sobre el techo de un edifico, mirándolos.

-¿Wukong?- pensar que alguien tan irresponsable como el dios podía ser el padre del niño entre sus brazos era insólito.

-No, tonto- rio ligeramente. -Macaque es mi papá, él es genial- el príncipe parpadeo, eso era igual de sorprendente. El menor sonrió, apretando ligeramente la tela de la ropa ajena. -¿Puedes llevarme con mi papá, por favor?-

-C-Claro- se sentía tan fuera de su elemento hablado con el niño pero no dudo en bajar, extendiendo al menor al ansioso mono de pelaje oscuro.

-¡MK!- Macaque básicamente arrebato a su hijo de las manos ajenas, abrazándolo con fuerza. -Me vas a dar canas de todos los colores...- murmuró con alivio, la tensión saliendo de su cuerpo por completo.

-¿Eso es posible?- preguntó el niño con curiosidad, solo recibiendo un suspiro cansado como repuesta de parte de su papá. -¿Me viste en la nube? ¡Fue super genial!- dio pequeños saltos entre los brazos ajenos. -¡Nube!- llamó y para sorpresa de todos los presentes, la nube descendió del cielo rápidamente, deteniéndose justo al lado del niño. -¡La nube voladora es genial!- logró inclinarse, abrazando la suave y esponjosa nube, riendo alegremente.

-Eso es...nuevo...- Macaque bufo ligeramente, riendo ante la cara que estaba poniendo el dios. Se veía sorprendido y atónito.

-¿Me parece a mi o me acaban de robar mi nube voladora?- parpadeo con asombro ante eso. Su nube lo había ignorado por completo cuando había intentado llamarla pero obedeció al niño al instante.

-Eso parece- asintió Nezha, divertido ante la mala cara del dios. La situación era rara pero extrañamente divertida.

Papa MacaqueWhere stories live. Discover now