Te Vi

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Espero que les guste~

Nota: Me decidí a hacerle unas modificaciones a la versión que publique en el otro libro :3

Nota-2: En mi cabeza, MK tendría menos de 10 años

En algún momento de su vida, no mucho después de que Wukong pareció desaparecer y todo estaba calmo, Macaque decidió tener una vida. Vivir entre humanos no era la idea que le atraía al decir verdad pero teniendo en cuenta que mucha de su comida era deliciosa, decidió hacer el sacrificio. Así que se consiguió un departamento, uno no demasiado grande y que estaba sobre un local, el cual decidió arreglar y decorar para que se viera como un teatro, donde contaba historias y usaba sus poderes de sombras para llamar la atención de los humanos, quienes entraban por voluntad propia y pagaban la entrada.

Mantenía una apariencia humana ante todos los humanos, un disfraz que dejaba caer cuando estaba en la seguridad de su hogar. Mantuvo las orejas atentas a todo a su alrededor pero realmente no se entrometió en ningún asunto, decidido a simplemente escuchar y reírse de las desgracias ajenas.

Tenia una vida, tranquila y hasta se podía decir que aburrida, tenia una rutina que podía hacer hasta con los ojos cerrados. Todo era paz pero un día, uno que se suponía que iba a ser normal, algo nuevo paso. Sucedió después de terminar uno de sus show, usando clones para limpiar y arreglar el lugar, preparándose para su siguiente show, cuando un sonido llamo su atención. Sonaba cerca, justo afuera de su lugar. Así que manteniendo su disfraz, se dispuso a investigar, siguiendo el sonido hasta la puerta de salida de emergencia que había en la parte de atrás, abriéndola y saliendo sin pensar, dispuesto a lidiar con lo que sea que estuviera sucediendo o simplemente ignorarlo, dependiendo de lo que fuera. Sus ojos se dirigieron al origen del ruido, que parecía venir de su basurero sospechosamente abierto. Quien estaba investigando en su basura se asomo lentamente, los ojos de Macaque abriéndose ligeramente.

-¿Pero que...?- no era la primera vez que casaba a alguien revisando su basura pero si era la primera vez que se encontraba con alguien tan joven, un niño humano que lo miraba con los ojos bien abiertos. Tenia el cabello castaño sucio, enredado de seguro y tan largo que hasta parecía que cubría uno de los ojos del menor. -Hey...- saludo, sin saber exactamente que decir. -...¿encontraste algo bueno allí dentro, chico?- enarco una ceja, obteniendo como respuesta que el menor alzara su mano y mostrando que agarraba un puñado de fideos. El mono hizo una mueca cuando el pequeño se llevo aquel puñado a la boca, comiendo aquellos fideos que estaba seguro que había tirado hace unos días atrás. -Que asco...- se pregunto que clase de imbécil dejaba tirado a un niño así nada mas, teniendo que comer lo que encontraba en la basura. No pudo evitar sentir tristeza al verlo, pudiendo escuchar su pequeño estomago rugir por el hambre y no dudo en hacer un gesto disimulado, uno de sus tantos clones acercándose con una hamburguesa envuelta entre sus manos. -Hey chico...- llamo, sonriendo cuando al tener la atención ajena. -...te daré una de estas si sales de mi basura, ¿Qué te parece?- agito ligeramente la hamburguesa, mostrándola. Había comprado unas cuantas, eran deliciosas y eran vegetarianas, la carne roja demasiado peligrosa para un demonio mono.

El niño no dijo nada pero se apresuro a salir del basurero, teniendo que aferrarse ligeramente al borde y tropezando al caer, levantándose sin mucho problema. Tenia pantalones negros y una remera manga corta, ambos tan sucios y rotos como se lo esperaba, con zapatillas que lucían viejas y gastadas. Extendió sus pequeñas manos hacia él, esperando y mirando la comida con ojos suplicantes.

-Aquí tienes- se la dio, viendo como el menor se sentaba rápidamente en el suelo, desenvolviendo la hamburguesa y dándole una gran mordida, tarareando con gusto. -¿Te gustan?- sonrió ligeramente y por alguna razón se agacho, contento de recibir un animado asentimiento de parte del chico. Se quedan así, con el mono haciendo compañía y con el niño comiendo, ambos en silencio. Cuando termina, el menor se levanta y le da una ligera sonrisa, despidiéndose con un suave ademan de mano, alejándose rápidamente y perdiéndose entre la gente. Macaque solo lo mira y se levanta de su lugar, volviendo dentro de su teatro, sabiendo que tenia un show en pocos minutos.

Pensó que después de eso no lo volvería a ver, así que fue grande su sorpresa cuando, dos días después, escucho pasos suaves que venían del callejón y cuando salió, no pudo evitar parpadear al ver al niño allí.

-Hey, chico...- llamo, el menor alzando la vista rápidamente para mirarlo, saludando con animado ademan de mano. Se pregunta que tipo de problema podría tener el niño para no hablar. -¿Eh?- enarca una ceja cuando el menor se acerca unos pasos y le hace una seña de que se acercara pero no duda en dar un paso, agachándose, mirando con curiosidad al niño que parecer rebuscar en los bolsillos de su gastado pantalón. El mono extiende su mano, dejando la palma hacia arriba, el chico sonriendo y dejando algo allí. -¿Una canica?- es una pesada y oscura, con algunas rayas rojizas. Sujeta aquel regalo entre sus dedos, curioso, y mira al niño, quien se ve extrañamente emocionado, casi como si estuviera esperando algún tiempo de respuesta o reacción. Quiere preguntar pero sabe que no conseguirá una respuesta directa y tampoco quiere molestar de alguna manera al niño. -Gracias- sonrió ligeramente y eso parece ser lo correcto para decir porque la sonrisa ajena se agranda, luciendo contento. -¿Quieres comer algo?- ofrece antes de pensarlo. El chico lo mira con los ojos bien abiertos, no asiente y tampoco niega pero hay un brillo de suplica que el mono puede reconocer de alguna manera. -Dame un segundo y vuelvo- se levanta y abre la puerta, ya viendo a uno de sus clones allí, sosteniendo un par de hamburguesas bien envueltas. Las agarra y sale, extendiendo una al niño que ya esta sentado en el suelo. Decide sentarse también por alguna razón, el menor sonriendo y casi al mismo tiempo desenvuelven sus hamburguesas, dándole cada quien una gran mordida. Macaque tiene que admitirse para si mismo que comer sentado en el callejón es una de las cosas mas rara y tontas que ha hecho en toda su larga vida pero mientras ve lo feliz que el niño esta por un gesto tan simple, decide ignorarlo.

Papa MacaqueWhere stories live. Discover now