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Aquellos grandes ojos color almendra lo miraban fijo y sin pestañear. Nunca había visto unos ojos tan...singulares.

El niño pensaba que hubiera sido mejor idea ir a leer a su dormitorio o mirar su caricatura favorita que tener que lidiar con aquel intruso de noventa centímetros.

- Namjoonie, cariño, saluda al pequeño Jimin - pidió la madre del niño empujándolo levemente para que dijera hola.

- Hola - soltó sin más. El pequeño rubio frente a él con timidez había estirado su pequeña manita con el afán de que el niño mayor juntara las manos en un correcto saludo. Es lo que le había enseñado su mamá.

Jimin es hijo de la nueva ama de llaves de su gran casa. La mujer había estado buscando por mucho tiempo un trabajo en el que se le permitiera llevar a su pequeño hijo. Enhorabuena, la familia Kim aceptó con gusto la presencia del niño de cuatro años. Pues la mujer no podía dejarlo solo y aún no podía ir a la escuela.

- No seas tímido corazón, Namjoon va a ser un gran amigo, ¿Verdad mi amor? - preguntaba la mujer a su hijo con dulzura y una hermosa sonrisa que mostraba confianza absoluta mientras tocaba el rostro pálido del recién llegado. - Van a ser muy buenos amigos, te lo aseguro. Llévalo a tu cuarto para que puedan jugar - concluyó la dueña de casa para llevar a su nueva empleada a la cocina mientras le comentaba más sobre el trabajo a realizar.

Namjoon asintió con la cabeza y tomó la mano del pequeño niño con algo de inseguridad para llevarlo escaleras arriba. El rubio miraba las grandes paredes decoradas con enormes cuadros y todo le parecía en extremo increíble. Jamás había visto un lugar tan enorme como este. Parecía una casa sacada de un cuento de hadas.

- Bonito - susurró con timidez sin dejara de observar todo alrededor. Namjoon lo escuchó y cuando abrió la puerta de su dormitorio, el pequeño Jimin abrió sus ojitos aún más grandes y estos brillaron.

Toda una colección de autos de carreras, la cama estaba sobre la parte superior, bajo ella había una especie de casa de tela estampada que simulaba una tienda de campaña. En el techo colgaba una lámpara y pequeñas estrellas y lunas que brillaban en la oscuridad. Namjoon veía con diversión al niño que se quedó estático en su sitio sin tocar nada.

- Ven, no te quedes ahí parado. Puedes jugar con todo. Pero no rompas nada, ¿Si? - advirtió el mayor y el niño asintió con euforia y fue directamente donde estaban los diminutos autos. Sentado sobre sus piernitas se hallaba concentrado imaginando que estaba en una carrera y el auto color azul, su favorito, llevaba la delantera en su mente.

Namjoon con diez años, miraba con un poco de aburrimiento el juego del niño pero encontró fascinante la imaginación del pequeño.

Tal como le había enseñado su mamá, Jimin colocó en su sitio los carritos que había tomado de la estantería cuando terminó de jugar. Se puso de pie y caminó alrededor del gran dormitorio mientras Namjoon leía el cuento de buscando a Nemo por enésima vez.

- ¿Quieres leer? - preguntó Namjoon al ver al pequeño niño junto a él estirando su cuello para mirar mejor las ilustraciones. Al ser descubierto se encogió y bajó la mirada y comenzó a juguetear con sus deditos. Negó con la cabeza en respuesta a la pregunta del mayor.

- ¿No quieres? O... ¿No sabes? - preguntó nuevamente el más grande y se sorprendió cuando el otro niño negó con la cabeza avergonzado con un rojo carmín en sus mejillas regordetas.

- ¿Cuántos años tienes? - preguntó Namjoon sorprendido y vió como Jimin contaba con dificultad sus deditos para formar el número cuatro.

- ¿Cuatro años? Mmm, está bien. ¿Quieres aprender a leer? - preguntó dubitativo el niño y cuando sus ojos se encontraron con la mirada emocionada y agradecida del rubio, supo en ese instante que aquel pequeño estaba lleno de ansias.

Los años sin tí ~ NamMinWhere stories live. Discover now