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24 | Ken Ryuguji pt.2

~Draken

Cada día que pasaba sin ella era como si me hubieran quitado un pedacito de mi felicidad, me había acostumbrado tanto a tenerla a mi lado que cuando se fue me sentí incompleto. Cada vez se iba más tiempo, las primeras veces se iba por una noche, luego tres y luego una semana y ya se hizo muy normal que no regrese en más de dos semanas, más que nada para no preocupar a las chicas que constantemente preguntaban por ella.

-¿Cómo no vas a saber dónde está, Ken? Se supone que ustedes son cercanos- Kia me reclamó.

-Sí, creí que tu estabas a su cuidado- esta vez habló Nami.

No podía mentir, me dolían sus palabras, y tenían razón, se suponía que yo cuidaría de ella, era mi deber saber dónde estaba pasando sus días y noches, pero cada vez que me atrevía a pregunatrle simplemente evadía el tema y terminábamos hablando de otra cosa, sin duda no quería que me entere dónde se había estado escondiendo. Una tarde t/n regresó con varias bolsas en sus manos, había estado fuera del burdel por dos meses seguidos, al parecer había conseguido un buen trabajo ya que podía darse el lujo de comprar regalos para todos.

-Oye, t/n, ¿podemos hablar?- me acerqué a ella despacio.

-Ay Draken no te sientas menos, a ti también te traje algo- me ofreció una caja envuelta de papel rosado, al abrirla vi una figura de una moto coleccionable, era bastante bonita y pesada, sin duda se vería muy bien sobre mi armario.

-Muchas gracias t/n, pero de hecho yo quería-fui interrumpido por su teléfono que empezó a sonar.

-Disculpa, debo contestar... ¿Sí?.. Sí, claro ya voy, te veo allí... Adiós- colgó la llamada y me dio un beso en la mejilla -debo irme, adiós a todos- levantó la mano y se dispuso a salir, sin dudarlo ni un minuto salí tras ella, iba a descubrir lo que sea que estaba escondiendo de una vez por todas.

La seguí de lejos por varias calles, inclusive se subió a un metro y no despegué la mirada de ella ni un minuto, volvió a responder el teléfono unas dos veces y se veía muy animada de llegar a donde quiera que vaya, una vez paró su caminata me fijé que iba a encontrarse con alguien, un hombre al que no le vi la cara, pero mucho más alto que ella, se saludaron de beso en la mejilla y caminaron juntos, entraron a una cafetería y por fin pude fijarme en su acompañante, era Hakkai Shiba, uno de los antiguos miembros de Toman, no había sabido de él en muchos años y ahora se roba a mi amiga. Mi plan tuvo un fallo cuando asomé mi cabeza a la ventana de la cafetería para tener una mejor vista de la pareja pero no conté con que el vidrio dejara ver el exterior del local.

-¿Draken?- Hakkai me reconoció en el acto y traté de actuar lo más natural posible al entrar al local.

-¿Qué haces acá? ¿Me estás siguiendo?- t/n me cuestionó al instante en el que llegué cerca a ellos y su mirada enojada hizo que me dieran escalofríos.

-N-no pero q-que crees que d-dices si yo s-siempre vengo acá, amo el pastel de queso de... Arándanos, si arándanos - rasqué mi nuca tratando de excusar mi presencia.

-Pero aquí no venden... Tortas de... Queso- la voz de Hakkai se iba apagando en cada palabra a medida que lo taladraba con la mirada.

-Bueno, yo debo irme ya. Te veo luego Hakkai, gracias por el café- le dio en beso en la mejilla y luego se volteó hacia mi -tú y yo hablaremos luego- se arregló la blusa y se dispuso a salir del local.

-¿A mi no me darás un beso?- paró en seco y se volteó lentamente, a paso ligero se acercó  a mi y plantó un beso en mi mejilla.

La vi salir del café, no la perdí de vista hasta que estuvo lo suficientemente lejos, incluse incliné un poco la cabeza para tener un mejor ángulo de ella. Cuando me aseguré que no le había pasado nada bajo mi cuidado, pude desviar la mirada hacia un Hakkai muy confundido y que me miraba con una sonrisa de lado.