Mi cabaña estaba como siempre. Dejé las bolsas en la mesita frente al pequeño sofá. Respiré, amaba el olor del bosque, de la madera...

—¿Te gusta?

Mi pequeño miraba todo curioso. Lo dejé en el sofá, ver como movía sus manitas por el sofá, su cara de sorpresa, su sonrisa...era igual a Jungkook.Tenía suerte de tener a esa criaturita; no me sentía sola con él y de alguna forma mi existencia quedaba justificada solo por ver esa sonrisa y esas pecas todos los días. Toqué sus pies haciendo que se sobresaltara, me mirara y sonriera haciendo desaparecer sus ojos. Su sonrisa era idéntica a la de Jungkook...

Suspiré, me dolía el pecho solo de pensar en él.

—Vamos a cazar, pequeñín.

No podía dejarlo solo en la cabaña, por eso estaba con mi arco apuntando a un ciervo con el pequeño Arrow jugando con una flor; siempre y cuando no se la comiera no habría ningún problema. Agarré a mi pequeño y me acerqué al ciervo, tiré arrastras al animal hasta la cabaña escuchando los intentos de decir ciervo de mi hijo. Enredó sus dedos en mi corta cabellera, me la había cortado sobre los hombros hacía unas semanas.

Me encantaba escuchar la risa del pequeño en el sofá mientras me encargaba de mi comida. De pronto comenzó a llorar; o era hambre o acababa de hacer sus necesidades. Me acerqué al pequeño, tenía hambre porque sus pañales estaban limpios. Le di del pecho mientras terminaba de encender el fuego de fuera, mi carne no tardó en estar lista y mi pequeño durmiendo.

Iban ya cinco días, me estaba tomando un descanso mental del castillo. Mi hermano había venido hacía dos días a ver si estaba bien, él se estaba encargando de todo. Entendía la situación y hasta llegó a preguntarme si quería dejar a Jungkook, como si fuera algo sencillo. Volvió a hablar de nuestra cabaña, de nosotros dos...de papá... Fue un bonito día, recordé muchas cosas y contesté un "no" a la pregunta de dejar a Jungkook. Aunque fuera ausente, Arrow necesitaba un padre.

Jungkook seguía de viaje durante la visita de Haise ¿Habría vuelto ya?

—Ma.

Miré al pequeño Arrow, estaba levantando un collar del suelo, seguramente lo había agarrado de la pequeña estantería que estaba a ras del suelo. Me acerqué sonriendo, pero de esas tristes inevitables. Era el collar de mi madre, mi padre lo guardaba como si fuera oro. Me lo puse entre lágrimas, ¿Por qué acabé sola?  Justo apoyó sus manitas en mis rodillas...no estaba tan sola.

Llegando la tarde, mientras jugaba en el sofá con Arrow, llamaron a  la puerta. No tuve que levantarme, la abrieron. Conocía bien la persona que acababa de entrar, lo que no me esperaba era que apareciera allí; en ningún momento.

—¿Qué haces aquí?—pregunté confusa.

—¿Cuánto llevas aquí?

¿Por qué esquivaba mis preguntas y me atacaba con otras? Parecía enfadado, lo veía en su ceño fruncido. Incluso pude deducir qué iba a decirme en cuanto vio el vestido de palacio sobre una silla estirado.

—¿Me vas a decir que como Reina debería estar en el castillo?

Jungkook se cruzó de brazos completamente serio; eso significaba que sí, había adivinado su discurso. Arrow lo llamó moviendo sus manos, su hijo también extrañaba a su padre. Jungkook negó y bufó.

—Nos vamos.

Tenía la osadía de imponer algo sobre mí después de ignorarme por días, semanas, meses, años... Algo se comprimió en mi pecho. Solté el aire que contuve y levanté la mirada clavándolo en los suyos.

—No, pensaba volver mañana—dije tocando el moflete de Arrow.

Mi pequeñín gustaba de la cabaña, lo sabía porque en el castillo sólo dormía o lloraba y aquí estaba riendo y sonriente.

—Cirene, para mañana tenemos que-

De vuelta pensando en sus deberes, ¿No podía pensar en nosotros de vez en cuando?

—¿Por qué no te quedas con nosotros? Mañana volveremos temprano.

Sabía la respuesta, pero quería mantener un poco de esperanza de que tal vez quisiera quedarse conmigo, con su hijo... aquí.

—No puedo.

Desvíe la vista en cuanto escuché eso con una sonrisa, una que escondía el dolor que me provocaban palabras tan simples.

—Nunca puedes, nunca estás—dije con una sonrisa triste.

Arrow puso sus manos sobre mi rostro y dijo: "mamá triste". Besé sus manitas como respuesta. El pequeño siempre me sacaba una sonrisa.

—Tienes que entender que como Rey...

Rey, rey, rey... Jungkook era más que un Rey.

—Jungkook, no estuviste en el cumple de tu hijo; en ninguno de los dos. Ya ni siquiera duermes en el cuarto conmigo, siempre te vas tú solo dejándome aquí...

Iba a volver a hablar cuando me levanté del suelo con Arrow en mis brazos. No iba a permitir que siguiera así.

—Te pareces a tu padre.

Jungkook se quedó mudo. Se miró las manos con una expresión preocupada. No me sentó mal decírselo, ya era hora de que se centrara.

—Estás pendiente del dinero en vez de en tu familia. Podría irme y no te darías cuenta hasta que pasaran semanas, Jungkook. Llevo cinco días aquí, pero viniste hoy, preguntando cuánto llevaba. ¿Y si no estaba aquí? ¿Qué hubieras hecho si me hubiera ido?

—Lo siento—susurró.

—Ya, ¿cómo cuando me gritaste por salir? O es un lo siento cómo el que me dijiste que te ibas en el primer cumpleaños de tu hijo—murmuré—eres...somos más que reyes de un reino. Eres padre, eres marido, eres humano. No puedes centrarte en el reino y olvidarte de todo lo demás.  Entiendo lo que soy por casarme contigo; entiendo lo que eres en estos momentos...pero parece ser que tú no sabes quién eres. Rey es un título, eres Jungkook. Y Jungkook estaría sonriendo al volver a entrar a la cabaña después de años, estaría bromeando por las pintas que llevo con la ropa parcheada de lo rota que está y en vez de estar pidiendo perdón estaría mostrándome que realmente lo siente... porque el Jungkook que conozco sabe que me guío por actos y no por palabras. Y estoy completamente segura de que no sé quién es el Jungkook que tengo delante.

—Lo siento tanto...

Estaba llorando como una fuente. Se había arrodillado frente a mí incluso. Veía como su cuerpo temblaba, como se abrazaba dejando el llanto salir sin ninguna atadura.

Abracé con fuerza a Arrow, también estaba temblando como si fuera a llorar en breves.

—No sé quién eres, Jungkook.

Me dolió decir esas palabras y más cuando Jungkook levantó la vista y se cruzó con mis ojos cristalizados.

—Perdóname, por favor...soy un desastre...no me dejes... perdóname...

Verlo así comenzaba a afectarme.

—Jungkook...—murmuré al escuchar incluso el hipo propio de los lloros.

—No quiero perderte, perderos. Yo...no sé qué me pasa, por favor...dame otra oportunidad...—se despeinó de la desesperación —déjame arreglarlo...no te gritaré...no me iré... dormiré contigo de nuevo...

—No lo estás entendiendo—me miró aterrado—Quiero que seas para Arrow el padre que perdí Jungkook. Que le enseñes tus valores, tus gustos, que le prepares para lo que le tocará en el futuro. Yo no puedo prepararlo para ser Rey, te necesito conmigo. Somos un dúo, nos escapamos juntos, hicimos tarea juntos y quiero cuidar a nuestro hijo juntos. No me importa si duermes meses en el sofá si en la mañana vienes a ver a tu hijo y pasas tiempo con él.

Incluso el pequeño se puso a llorar. Éramos tres llorando en una acogedora cabaña. No tardó en abrazarme a mí y a Arrow. Necesitaba a Jungkook en mi vida, al Jungkook del que me enamoré perdidamente y al parecer, estaba dispuesto a volver.

—Voy a ser el padre que siempre quise ser, el rey que mi reina necesita. Porque no podría soportar saber que os perdí por centrarme en arreglar lo que mi padre arruinó...

El Secreto mal Guardado De La Corona- JK  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora