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Cambié la cuerda del arco escuchando la reunión en la que me encontraba. Los ministros aliados habían venido a hablar sobre la investigación a Kerel, y con aliados me refería a los amigos de Jungkook. Estaban hablando amenamente de la situación mientras yo preparaba mi arco para después practicar con Lein más tarde, pronto tenía un examen para convertirse en un soldado oficial; si lo pasaba podría ser mi guardia personal y estaba tomándoselo muy enserio.

Llevaba como Reina oficialmente...¿Meses? Había estado tan ocupada visitando Reinos junto a Jungkook para presentarme oficialmente que el tiempo había volado. Estaba en boca de todos mi embarazo, aunque no supieran desde cuando. Me cansaba mucho, estaría ya por el sexto mes. Tras de mí siempre había un soldado y una sirvienta con cosas por si me sentía mal. Jungkook también estaba muy al pendiente de mí, me trataba como si fuera una niña pequeña que no sabía hacer nada; me daba ternura.

—Cirene, ¿Estás de acuerdo?

Miré al frente dejando mi arco en la mesa. Con una mirada Jungkook supo que no atendía a lo que decían. Me lo preguntó de nuevo.

—¿Estás de acuerdo con que se lleven a Kerel para juzgarlo en su Reino?

—Cuanto más lejos mejor—declaré apoyando mi rostro en la mano derecha.

—¿Te encuentras bien?—me preguntó acercándose nervioso.

Acarició mi rostro alarmándose al pasar su mano por mi frente. Llamó a una sirvienta que vino apresurada con un médico del Reino de Taehyung. Me puso la mano en la frente y se sorprendió.

—¿Se encuentra mal su majestad?

—Cansada—murmuré.

Me levantaron de la silla.

—Será mejor que descanse, el periodo de embarazo es complicado. Si se estresa mucho podría afectar al bebé.

—Ahora voy—dijo Jungkook antes de que yo saliera de la habitación.

Era aburrido, estar en la habitación sin hacer nada. Miré por la ventana viendo a lo lejos a Lein practicando, le había pedido a mi hermano que le ayudara ya que yo no podía ir. Bufé, al final Cassian me estaba complicando la existencia. Toqué mi estómago sonriendo. Cassian, Cassian...

—Deberías descansar.

Jungkook entró despeinando su cabellera. Negué con la cabeza.

—Trata de estar sentado sin hacer nada un día entero.

Suspiró vencido, él sabía que no podría. Se sentó en la cama mirándome sonriente. Me acerqué hasta estar frente a él a poca distancia, besó mi hinchado estómago.

—¿Quieres hacer algo?

Sonreí, la verdad sí se me antojaba algo. Agarré su mano y lo llevé al jardín. Me tumbé en sus piernas observando el cielo levemente nublado, hacía una brisa agradable.

—Nunca vi el mar—comenté algo avergonzada.

—Te llevaré, a donde quieras.

—¿Dónde quiera?

Asintió acariciando mi rostro. Dejó un beso en mi frente antes de volver al tema del mar. Una vez fue con la familia completa, su madre se mareó en el barco y San casi salió por la borda. Lo contaba contento, como si esos fueran recuerdos bonitos de recordar.

—Una vez fuimos a la capital—dije con los ojos cerrados.

Jungkook acariciaba mi cabellera haciendo circulitos, me iba a quedar dormida al final.

—Me perdí en las calles y mi hermano lloró durante horas en un banco. Mi padre me encontró jugando en un árbol, encima específicamente.

—No me sorprende.

El Secreto mal Guardado De La Corona- JK  Where stories live. Discover now