Se levantaron sonrientes, eran extremadamente sonrientes y eso era aterrador. Sonreí nerviosa e hice una pequela reverencia presentándome como Jeon Cirene.

-Jungkook nos escribió mucho sobre usted, princesa.

-No me habléis en tercera persona, es incómodo.

Se relajaron tras mis palabras. Se sentaron de nuevo frente a mí. También tome asiento.

-Así que te casas con Jungkook...

-Eso parece-dije jugando con una pulsera que me habían puesto

-Sabemos lo que ha ocurrido, y vamos a ayudaros.

Miré al rubio algo confusa.

-Jungkook no puede hacer nada contra su padre porque tiene bajo su poder a mucha gente, pero nosotros y nuestros reinos sí.

-¿Qué queréis decir?

-Jungkook cree que tratará de hacer algo en la boda, es su última oportunidad después de todo.

-Vamos a beber de lo que te ofrezcan.

-¿Qué?-grité-¿Y si os morís? ¿Estáis locos?

-Hemos hecho cosas muy locas junto a Jungkook y nos ha ayudado arriesgando su vida muchas otras; nos toca a nosotros salvar a su prometida.

-No, definitivamente no-declaré cruzándome de brazos.

-Lo haremos quieras o no-declaró Namjoon serio-Hemos hablado con la cocinera y nos proporcionó una porción del veneno que ya trató de usar contra tí, tenemos el antídoto. Sólo, confía en el proceso.

Iba a responder cuando entró una sirvienta llamando a los invitados para ir hacia el lugar de la boda. Me hicieron una reverencia antes de salir. Jungkook tenía unos amigos leales, era bonito saberlo. Suspiré mirándome de nuevo en el espejo. Toqué mi estómago recordando a mi padre besándolo.

-Te extraño.

La Reina repasaba conmigo la ceremonia que llevaba una semana haciendo. Ya estaban todos sentados frente al lago, se podía decir que era primavera. Había pequeñas flores saliendo en el césped y los árboles ya estaban vestidos con algunas hojas verdes. Miré al frente, entre los árboles podía ver a Jungkook sobre una pequeña tarima que la Reina encargó para este momento. Todo estaba lleno de flores, decoraciones con flechas y alguna que otra vela que daba olor dulce. Me abracé nerviosa.

-Cuando suene la música comienzas a andar hacia él, ya sabes el resto.

Besó mi frente y se fue a sentar con el resto. Si se quedaba más tiempo tendría que decirle que el vestido rojo que llevaba no era muy agraciado.

La música comenzó a sonar como me dijo, mi hermano me estaba llevando al altar improvisado. Miré a los invitados nerviosa, todos eran de alto estatus excepto algunos niños del pueblo de abajo que les permitimos la entrada. Al lado de Jungkook estaba un hombre con un libro y otro que supe enseguida que era Namjoon. Jungkook estaba...no sabría definirlo. Se había despejado la frente, el traje tenía toques plata y me gustaba más que mi vestido; también tenía una corona de hojas plata como yo. Mi hermano me sonrió antes de decirme que estaba hermosa, me dejó en el altar y se sentó al lado de Lein. Este último me enseñó el dedo pulgar. Posé la mirada en el hombre frente a mí. Jungkook agarró mis manos sonriente. No me creía que estaba haciendo eso, casarme...

Nos ataron un pequeño hilo en el meñique, un hilo plateado. Pusieron una blanca tela sobre nuestras manos. El hombre con el libro comenzó a hablar sobre la razón por la que todos estábamos allí.

-Hoy, nos reunimos para ser testigos de la unión de estos dos humanos, que ante todo estatus no son más que eso; humanos. Personas que se enamoraron perdidamente en estos bosques y que se presentan a jurar lealtad y amor eterno al otro-puso la mano sobre la tela que cubría las nuestras-A pesar de pertenecer a la realeza, aquí entre nosotros hay más que personas importantes. Sus amigos, padres, hermanos; ciudadanos, ministros, reyes y príncipes...todos seremos testigos de la unión espiritual de estos dos jóvenes...

El Secreto mal Guardado De La Corona- JK  Where stories live. Discover now