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El rubio se alejo otro poco avergonzado por su rechazo, mientras que el pecoso lo veía ahora confundido, eso, asta que recordó que debía volver a casa.

- Di... Disculpa, esto es diferente... ¿Que lugar es éste? - pregunto dudoso.

Y tal parece que las palabras pronunciadas por el pecoso hicieron reaccionar una vez más al rubio, pues justo después de la pregunta se dió la vuelta y se aproximó al contrario.

- ********* * **** ******!!! - dijo el rubio de forma firme, sonrojado y decidido, confundiendo al peliverde.

- ¿Eh? ¿Qué? - murmuró, para pronto ser jalado por el rubio a una dirección - UAH... ¿Que pasa?

- *******************!!

- ¿A dónde vas? ¿"Sígueme"? - preguntó a las palabras dichas.

El pecoso no objetó y se decidió por seguir la orden del contrario, notando que, era llevado con bastante fuerza, era tal que no pudo evitar pensar:

- Una pluma, me siento como una pluma.

Caminaron por el prado asta llegar al borde de este, serca de una zona montañosa, dónde pronto Izuku pudo ver una cueva en la base.

- ¿Eh? ¿Que? ¿Tu casa es una cueva? - pregunto sorprendido, viendo cómo a un costado no muy lejos de la entrada había también un tronco acostado, teniendo al frente un pequeño cúmulo de rocas revelando una vieja fogata.

Pronto el rubio guío al peliverde asta el tronco, haciendo señas de que esperase allí.

- **** *****!!! - dijo.

- Eh... Uhm... ¿Estás diciendo "que me siente"? - preguntó, y al ver la cara afirmativa del contrario solo obedeció.

Katsuki luego de asegurarse de que su "invitado" se quedaría en su lugar procedió a retirarse.

Izuku vió al rubio irse por unos arbustos, siendo su capa lo último que ve, escuchando vagamente en la lejanía un estruendo.

Pasaron no más de algunos minutos antes de que el rubio regresara por dónde se fue, pero esta vez con un enorme jabalí en sus hombros.

El pecoso estaba bastante impresionado, sin embargo, más impresión le causó ver cómo el contrario dejaba el animal a una distancia prudente de el antes de que de improvisto una enorme explosión saliera de sus manos, cocinando el animal.

El ojirubí, satisfecho por su acción tomo un gran trozo del mismo y se lo ofreció.

- ¿Dices que "coma"? - pregunta viendo la jugosa carne recién preparada, sin embargo, el rubio al ver que el pecoso no la tomaba la presiono levemente contra su mejilla - Ok ¡Espera un minuto! - acepto el peliverde la carne.

- Los del continente del Sur son muy amables - piensa el pecoso - pero es muy persistente - continúa al ver que a pesar de tomar entre sus manos el trozo de carne, el rubio seguía empujándola un poco a su dirección.

Sin demora el peliverde muerde y prueba la comida frente a él, sintiendo el gusto natural de la carne, fascinado por su textura y delicioso sabor, aunque, pronto entre sus piernas fue dejado un segundo trozo, más grande que el que tenía en sus manos, y al ver en dirección al rubio pudo ver qué este tenía dos más en sus manos.

- Uaah?! ¡No puedo comer tanto! - exclamó satisfecho de solo ver la cantidad de carne - uhh, es difícil de comer - comento al ver la cara insistente del contrario, aún con la carne en sus manos.

Cortejo.Where stories live. Discover now