020 l Besos sabor a fresa

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Miércoles, 4 de marzo

Noah estaba delante de ella, con la mirada fija en su celular. Justo antes de invitarla a salir, se supone que debería de estar aliviada, pero la confusión era lo que su cuerpo sentía.

Él repitió la oración de siempre, la humana presionó las teclas de la caja registradora, para tomar el dinero. Sentía punzadas en su cabeza desde anoche, no fue capaz de quedarse dormida en ningún momento, tampoco quería a Mishka dentro de su habitación, por lo que había puesto el seguro otra vez.

Y por segunda vez, se quedó afuera, esperando por ella por un largo rato.

Le regaló una sonrisa forzada a Noah por cortesía que pareció devolver, solo el lado de su mejilla de infló, para darle el pedido a Mishka.

—Hey —llamó el pelirrosa, sujetándola de la muñeca, evitando que saliera de la cocina.

—¿Sí? No puedo quedarme mucho, tengo trabajo que hacer —evadió la humana, dispuesta a cruzar por el umbral, sin siquiera mirarlo.

Cupido resopló con cansancio, ayer él la había consolado y hoy estaba gélida una vez más. Y lo peor del caso es que él no sabía qué fue lo que hizo para que recibiera todo su estrés.

Ginger regresó a estar detrás de la caja registradora, tomó asiento en un banco y sacó el celular del bolsillo de su pantalón. Encorvó sus hombros al ver la pantalla con una notificación de Hudson, que pedía volver a hablar con ella.

Masajeó sus sienes frustrada y agobiada, ¿cómo demonios supo su número celular? No es que lo expusiera por todas partes.

Dudó responderle, pero intuía que, si no le respondía, ese sujeto se iba a volver a presentar en su cafetería, y como el día anterior, no quería armar un espectáculo delante de sus clientes que dañará su reputación.

¿Cómo le hacía entender que no quería tener ni una relación con él?

Y tal vez sonará muy cruel, pero ella no era culpable de la enfermedad de su hijo.

Tecleó que, en el parque de anoche, cerraron la cafetería. Hudson la invitó a cenar, pero eso significaría pasar más tiempo del necesario con él. Y no estaba dispuesta.

Dejó el aparato desbloqueado, porque un cliente se levantó de la mesa, una vez que terminó su aperitivo, por lo que ella tomó un trapo húmedo para ir a limpiar, ya que la tranquilizaba. Cupido salió de la cocina con una bandeja del pedido, localizó a las personas que estaban esperando y se iba acercar a ellos, pero por curiosidad, él bajó la mirada, encontrándose con un celular con la pantalla desbloqueada.

La humanidad literalmente tenía toda su vida en sus celulares tal vez encontraría la razón de su descontento. Sin embargo, sabía que hurgar era de mala educación y podría hacerla rabiar.

Al menos, ella ya iba a saber la razón de su cólera.

Presionó con el dedo, evitando que se bloqueará. Les regaló una sonrisa cálida a los clientes, dándoles el pedido. Regresó rápido a la barra, viendo por el rabillo que su humana todavía fregaba la mesa, limpiando cualquier rastro de suciedad.

Tomó el celular con discreción, y entró a la cocina. Lo primero que notó fue el mensaje de su progenitor. Él podía percibir que ella no quería saber nada, pero como lo hizo anoche, era por el bien de la cafetería y de Sarah.

Mordió el labio inferior con nerviosismo, suspirando profundamente sin saber qué buscar. Su cerebro se activó y por su mente cruzó el nombre de Jade, era su mejor amigo, seguramente ella le diría que estaba sucediendo.

Al abrir el chat, notó que no le había comentado de Hudson, al contrario, Jade le preguntaba qué era lo que estaba pensando con el idiota con el que vivía. Seguramente él era a quién se refería, por lo que un tanto ofuscado, él continuó deslizando la conversación hacia arriba.

El cupón de Cupido  [CD #1.5]Where stories live. Discover now