018 l Espacio

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Lunes, 2do de marzo

La actitud del pelirrosa al día siguiente era gélida que congelaba la sangre de la humana. Ginger atendía a los comensales con una forzada sonrisa mientras se los pedía a Cupido que parecía que no era capaz de sostenerle la mirada durante un segundo.

¿Será que lo único que pensaba era en la chica con la que se reencontró ayer?

Los nervios incrementaron cuando veía la pantalla de su celular con cada minuto que se sentían como una eternidad.

—Ahorita vengo —anunció la deidad a mitad de la jornada laboral, nuevamente, sin mirarla.

Ginger soltó un suspiro, dejando caer sus hombros hacia al frente, soslayando la puerta que ya estaba cerrada. Alguien esclareció su garganta, delante de la caja registradora. Los lunes eran un día ajetreado, por lo que chasqueó la lengua, conectándose con el trabajo. Por lo que podía sacar al hombre de su mente y apaciguar el dolor que se albergaba en su corazón.

Mientras tanto, Cupido caminaba hacia una cafetería que no se encontraba en la zona universitaria. Las palmas de sus manos sudaban con nerviosismo, esperando el auto que pidió para que lo lleven a su destino. Transcurrieron unos minutos más cuando un vehículo se detuvo, preguntando su nombre.

El conductor era unos cuantos años mayor, estaba concentrado en el camino, aunque vio el reflejo la imagen de su pasajero.

—Luces preocupado —inició el chofer.

Cupido alzó el mentón, observando su propio reflejo en el espejo.

—Un poco, tengo unos problemas explotando en mi mente. —Colocó una mano a un lado de su cabeza y abrió el puño.

—¿Quieres hablar un poco? Tenemos como unos quince minutos antes de llegar a tu destino. —Miró la pantalla de su celular por unos segundos—. El otro día me encontré con una mujer que estaba embarazada, tendría no más de diecisiete años. No quería tenerlo, era muy joven para ser madre, pero no sabía qué hacer. Solo la escuché, aunque creo que la mejor opción es el aborto. Desahogarse con un extraño es un excelente remedio.

—Con mi exnovia creía que se había ido muy lejos, se fue sin despedirse, por lo que siempre asumí lo peor. Nadie me daba respuestas claras, así que dejé que las cosas fluyeran, pero ayer me la encontré y volcó mi cabeza.

—Necesitas cerrar el capítulo de tu vida para que puedas avanzar.

El pelirrosa asintió con la cabeza.

—El problema es que yo ya estoy saliendo con otra chica.

—Ya veo, ¿y cómo se siente tu novia con el hecho que sientes que no has cerrado con tu anterior novia?

—¿Perdón?

El conductor abrió su boca, pronunciando un gutural sonido de su garganta.

—¿Acaso tu novia sabe que estás yendo a hablar con tu ex?

Cupido negó la cabeza con lentitud.

—Uy, ¿no pensaste en sus sentimientos? ¿A ti te gustaría que ella se fuera a ver con su ex sin decirte ni una palabra?

Cupido sabía que como el dios del amor era un completo fracaso, debido a que no había tomado en cuenta los sentimientos de Ginger.

Lo que sucedía era simple, él no podía dejar de pensar en Psique desde ayer que no se había detenido a analizar su alrededor.

—Para la siguiente vez, deberías pensar primero en tu novia, amigo —sugirió con pesadez.

Al llegar a la cafetería, Cupido pagó con unos cuantos billetes y meneó la mano como despedida.

El cupón de Cupido  [CD #1.5]Where stories live. Discover now