11. DIOS •

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Advertencia: obscenidad

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Ella era una luchadora, toda mirada y ceño fruncido, hirviendo con pura irritación que prácticamente goteaba en cada entrecerramiento de sus ojos. 

Labios carnosos y ojos color miel que brillan como el oro bajo el fuego de la antorcha encendida. Cabello del color del fuego furioso: naranja y tan brillante, un color adecuado para una mujer que podría arder con una sola mirada. 

Era toda maldición y burla, la lengua llena de palabras afiladas y el puño colgando con furia. 

Se sentó cerca de las paredes de madera del animado bar, repleto de lugareños y marines por igual que disfrutan de una buena cerveza y jazz a todo volumen. T/n la miró a los ojos un par de veces, breve pero mantuvo cada mirada cerca de ella como si fuera una hora. 

Era una belleza salvaje, una que T/N casi pensó que no podía alcanzar. 

Palabra clave, pensamiento

Porque la hermosa mujer ahora yacía temblando debajo de ella como si hubiera nacido para hacerlo. 

Y uno esto es seguro, ella es una gritona. 

"¡Oh, mierda!" La marine echó la cabeza hacia atrás, una gota de sudor rodando por su cuello como una tentación pecaminosa, una cálida bienvenida para que le hincara los dientes en la carne y la marcara de púrpura y rojo.

Sus muslos se envolvieron dolorosamente alrededor de su cintura, temblando y apretándose con cada movimiento de su palma empapada. 

"¿Se siente bien?" Decidió preguntar, se retorcía debajo de ella, el cabello ardiente se extendía como un halo ardiente sobre la sábana de seda de su dormitorio, el resplandor de la luz de la luna pintaba su piel suave, las gotas de sudor brillaban debajo como gemas rotas. 

Los sonidos de su coño mojado eran fuertes, vergonzosamente fuertes. Goteaba en la palma de su mano, chorreando con cada empuje de su dedo, sus pliegues hinchados brillaban bajo la luz de la luna. 

"Joder, me estás tomando muy bien los dedos, cariño" Leona, un nombre que le había dicho después de una larga conversación, gimió sobre sus sucias palabras, arqueando la espalda sobre la cama. 

Estaba tan jodidamente cálida, tan húmeda, tan apretada. Paredes de terciopelo succionándola con cada movimiento de su mano, la punta de sus dedos tocando los nervios escondidos en lo más profundo de su vientre - T/n la está haciendo ver estrellas, llevándola a la tierra celestial en cada placer que le da. 

Leona gime como una puta desesperada, cada sonido salía de lo más profundo de su pecho. Su mano se hundió en la dureza de su brazo, las uñas perforaron sus músculos. 

"¡M-muy bien!" Sus dedos de los pies se curvan, los labios se abren de par en par como una sola baba gotea de su boca. Podía sentir el dedo de T/n moverse dentro de su coño, el sonido resbaladizo de su coño haciendo eco en la cálida habitación, estaba estirando sus dedos tan bien, tan anchos y hábiles a un ritmo que hizo que sus ojos se cruzaran con un placer insoportable. 

"Estás hecho para tomar mis dedos, ¿no?" Había preguntado con una sonrisa devoradora de mierda, observando cómo la mujer debajo de ella murmuraba palabras que no podía comprender del todo.

"¿Qué fue eso, cariño? No puedo oírte", inclinó la cabeza hacia su boca, con un cálido aliento abanicando su oreja. 

La fiera marina abrió los labios sin que le salieran palabras, como si cada letra estuviera pegada en la estrechez de su garganta y sólo pudiera pensar en el placer que nubla su cerebro. 

Con su aliento endulzadoWhere stories live. Discover now