Capítulo XX parte 3

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Astrid seguía buscándola, los minutos le parecían horas. Solo esperaba que apareciese de un momento a otro quedando como una anécdota.

⏤¡No volveré a la cabaña sin tí! ¿Me escuchas? ¡Ni aunque me devoren los lobos! ¡No volveré sin ti! ¡Joder! ⏤gritaba un tanto histérica, no pudiendo controlar las lágrimas, ¿para qué iba a hacerlo? Nadie podía escucharla o verla⏤. ¡No sé porqué, pero no quiero perderte! ¡Vuelve!

Ivette la observaba en silencio, le dolía verla así. Quería que la pelinegra volviera a la cabaña para así quedarse sola en el bosque. Necesitaba pensar pero sabía que, por la cabezonería de Astrid, no iba a volver sin ella.

Alargar el encuentro solo causaría más dolor en la desesperada Astrid, que no desistía en encontrarla. Ivette la seguía observando oculta sin entender qué es lo que le había pasado con ella. Astrid había conseguido que bajara sus barreras, lo único que quería Ivette era alejarla para no sufrir. Para no sufrir por algo que no sabía si era correspondido.

⏤Astrid... ⏤murmuró finalmente.

Se giró buscando la voz de Ivette, pero no vio nada, no la encontraba. Volvió a girarse viendo como su capa dejaba de ser transparente mostrándola de nuevo.

Ivette bajó la mirada al pensar que Astrid se enfadaría, pero corrió para abrazarla. Necesitaba sentir que Ivette no volvería a irse de su lado. Sorprendida correspondió el abrazo, lleno de sentimientos encontrados. Se separó clavando la mirada en sus ojos, que brillaban iluminando su rostro. No fue necesario hablar para saber lo que sentían. Ninguna palabra sería suficiente para expresarlo.

Las ásperas manos de Astrid acariciaron las suaves mejillas de Ivette, que cerró los ojos disfrutando del dulce gesto.

Sonrió, el sentimiento era correspondido. Era algo que había deseado desde el día que la salvó de su trágico final en Kalhar.

Atracción, amistad y complicidad. Era lo que sentían tan entrelazado que solo quedaba una palabra que pudiera traducir sus sentimientos. Amor.

Uno que no hará daño ya que es sincero y no quieres que acabe. Ese que, al mirar a la otra persona, sientes que se te va a salir el corazón del pecho al imaginar los futuros momentos de vuestras vida.

Aprender de una vida que, por casualidad, las unió. Pasear agarradas de la mano, pero poder soltarla sabiendo que jamás se separarían. Desconectadas de la realidad que las rodeaba, no desperdiciarían más tiempo en que no ocurriese lo inevitable.

La distancia que las separaba iba disminuyendo. Cuando la punta de sus narices se rozaron, cerraron los ojos. Dejándose llevar por ese precioso momento que habían creado. Sus labios se tocaron separándose con miedo ante la posibilidad de arrepentimiento por parte de la otra. Al ver que ninguna se separó más, sonrieron. Les hacía feliz esa pequeña complicidad que no sabían cómo se creó pero que tampoco querían perder. Sin poder esperar más se fundieron en un delicado pero ardiente beso.

***

En el interior de la cabaña, Alastair tocó la puerta de Rhys. Sabía que Annelise estaría allí, debía hablar seriamente con ella para que le aclarara lo que había visto hace un par de horas.

Aunque también tenía una conversación pendiente con Rhys, prefería dejarla para más adelante.

Tras unos lentos pasos, la puerta se abrió. Viendo en el fondo de la amplia habitación a Rhys profundamente dormido.

⏤¿Cómo te encuentras? ⏤preguntó preocupado Alastair.

⏤Me ha costado mucho curar a Rhys ⏤respondió en un susurro⏤. Creo que voy a perder mis poderes... Los he... los he usado demasiado ⏤añadió entre sollozos con una mirada preocupada y respiración tan nerviosa como acelerada.

Augurio ✔️ (Completa)Where stories live. Discover now