Capítulo XX parte 1

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Las piernas de Annelise avanzaban solas, corriendo con todas sus fuerzas, hacia lo desconocido. Pese a que no conocía ese bosque, se sentía como en casa solo por el hecho de ser parte de su reino. Las verdosas puntas de los dedos de Annelise creaban inconscientemente pequeñas flores al rozar los troncos y ramas.

Norina, que seguía sangrando por su brazo, sonrió al ver su alegría, intentando camuflar las dudas que rondaban sus pensamientos. En cambio, la mente de Alastair intentaba procesar lo que había visto minutos antes: Annelise con una magia que no debería tener.

Los gritos de dolor de Rhys y Neizan al revisarles Astrid las heridas, sacaron al rey de sus profundos pensamientos para centrarse en los heridos.

⏤Annelise, necesitamos que nos lleves a algún lugar seguro ⏤exigió el rey con tono calmado, pero leves toques de preocupación inocultables.

⏤Imposible, no conozco esta zona... ⏤respondió con una sonrisa, bajando la cabeza mientras seguía curioseando los alrededores.

⏤Alguien se acerca ⏤advirtió Ivette mirando con temor y rechazo la oscuridad del bosque⏤, alguien... poderoso. Puedo sentirlo ⏤añadió buscando en todas direcciones para descubrir la fuente de la magia que percibía.

Entre una ramas bajas se empezó a notar movimientos. Una melena blanca en su mayoría, con leves mechones pelirrojos, se iluminaba levemente entre las hojas. Alastair, de una manera protectora, iluminó sus manos y lanzó su hechizo de serpiente de humo para envolver a la anciana. Pero, en un aspaviento, que hizo la mujer con su mano derecha, el humo de la serpiente se disipó perdiendo su forma y poder.

Las cejas del rey se alzaron impresionadas pues era la primera vez que alguien conseguía romper magia real de una manera tan simple. Alastair dedujo que la anciana era más poderosa de lo que incluso Ivette predijo.

Norina iluminó sus manos lista para atacar al lado de Alastair, seguido de sus soldados de élite que contemplaban a su contrincante esperando órdenes.

⏤¿Greine? ⏤preguntó tan confundida como emocionada Ivette, avanzando entre los demás para llegar hasta ella.

Las desconcertadas miradas del grupo reposaban sobre la pelirroja que avanzaba hacia los brazos de la anciana.

⏤Ya era hora de reencontrarnos ⏤comunicó con su apagada, pero aguda voz⏤. Llego en el mejor momento... ⏤añadía mientras observaba a todos los heridos. Ivette asintió mientras rascaba su nuca.

⏤¿Quién es? ⏤cuestionó desconfiado Alastair, sujetando a Ivette del brazo para apartarla del grupo.

⏤Es Greine. Nos ayudará. Es... es de fiar, lo juro ⏤se justificó en tono bajo con Alastair.

Ivette volvió a mirar a su vieja amiga. Aunque hacía varios meses que no la veía, Greine había sido una madre, la había protegido y cuidado como a una hija.

⏤Debemos adentrarnos. Más ⏤indicó Greine acercándose a Alastair e Ivette⏤. Correremos peligro. Seguidme.

La anciana se dio la vuelta y, confundidos y sin entender nada, todos caminaron tras ella. Cuando estuvieron lo suficientemente adentrados en el bosque paró y se dio la vuelta.

Astrid, al igual que la mayoría, confiaba en Ivette. Eso no quería decir que lo hiciera en la anciana, por lo que estaba preparada para cualquier ataque. Ella podría ser más poderosa en cuanto a magia pero, en agilidad en la lucha, no le ganaría.

Greine metió una de sus manos en la bolsa que llevaba colgada y sacó unos cubos de madera. Los dejó en el suelo y pronunció unas palabras que ninguno pudo entender. Segundos después, de los cubos empezaron a salir ramas que se entrelazaban y agrandaron formando una gran cabaña.

Augurio ✔️ (Completa)Where stories live. Discover now