Dieciocho

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Una brisa fría fue lo que lo despertó de su sueño, sintiendo su cuerpo pesado parpadeó varias veces, batiendo sus largas pestañas para acostumbrarse a la luz que empezaba a entrar a la habitación a través de la enorme ventana.

Se sentó en la cama, aún ido y con la cabeza dándole vueltas, no recuerda cuándo fue que terminó cayendo dormido en la cama, pero sabía definitivamente que esa no era su habitación.

No, estaba seguro de qué no era la suya porqué era más infantil en la decoración, miró en todas direcciones, notando de inmediato el piano en una esquina del cuarto y supo que era la habitación de su pequeño.

Bostezó, justo en eso momento recordando su plática de anoche con el azabache.

"—Ellos están muertos..."

Muertos.

¿Los señores Jeon?

¿Los padres de jungkook? Estaba seguro de que eran de ellos de quién hablaba jungkook la noche anterior, no cabía duda.

Él preguntó y sus preguntas fueron contestadas, aunque no de la manera que esperaba.

Joder, ¿Sus padres estaban muertos?, Pero... ¿Cómo era posible? Su sangre se heló de tan sólo pensar que la pareja Jeon no le había hablado en tanto tiempo por esa razón, era abrumador. Algo más que no entendía y que apenas se preguntaba... ¿Cómo lo supo jungkook si estuvo todo éste tiempo aquí con él?

También recuerda como dijo que los odiaba, qué no habían sido unos buenos padres, que hicieron algo muy malo, pero... ¿Que? Esa era la cuestión.

¿Que fue lo que hicieron para que el pequeño azabache dijera que los odiaba tan sonriente? Pero con unos ojos tan muertos que daban miedo.

Se movió en la cama, pronto sintiendo náuseas de tantas preguntas, que sabía no tendrían una respuesta inmediata o posiblemente nunca, justo en ese momento sintiendo algo helado a su costado, miró ahí y se dió cuenta de que el muñequito de porcelana estaba ahí, sentado en la cama con los cabellos despeinados.

¿A dónde se fue Jungkook? Había dormido tan bien anoche con él, nunca había conciliado el sueño de una manera tan rápida.

Ni siquiera las pastillas para dormir que le daba su madre eran tan eficaces cómo lo había sido tan sólo recibir una orden de jungkook.

Y eso lo aterraba, porque se lo dijo de la nada y él no puso ni una mínima objeción a ello. Se dejó manejar de la manera más fácil posible.

¿Alguna vez sentiste que te contradices a ti mismo de una manera que no puedes controlar pero no te importa?

TaeHyung sentía que no entendía sus sentimientos, le tenía miedo a jungkook, pero también estaba fascinado con él.

No se entendía. Y creía nunca poder hacerlo.

Así qué, levantándose de la cama luego de hablarle unos segundos al muñeco esperando ver a jungkook aparecer por alguna parte pero que eso no sucediera, y caminó a la enorme ventana con las cortinas abiertas de par en par, dejando a la vista la cristalina ventana que dejaba ver el jardín.

Y su aliento se atascó en su garganta al ver el jardín tupido de nieve blanca, también pequeños copos de nieve cayendo del cielo de una manera lenta.

No había lugar en el jardín que no estuviera tapada con esa brillante capa blanca, ni siquiera la casa del árbol, el suelo, nada. Todo completamente cubierto, unas inmensas ganas de cerrar las cortinas le llegaron, porque ver la nieve caer le hizo tener una sensación de nostalgia tan grande que sintió un hueco en el pecho.

Muñequito [Taekook] [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora