Uno

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1 de septiembre, 2014.
[Desde aquí los días corren].

El gélido aire golpeó su rostro al momento de bajar del auto. Soltó un suspiro tembloroso, viendo cómo el vahó salía de su boca al hacerlo.

Observado a su alrededor pudo percibir de inmediato que el lugar era más frío de lo que imaginó, así que acomodó mejor su bufanda en su cuello hasta que casi le cubrió la boca por completo.

—¿Estás seguro de que no quieres que te acompañemos, hijo? —su padre salió del auto y fue por sus maletas a la parte trasera, para luego volver y entregárselas.

—Seguro, papá. Al señor y la señora Jeon no les gustan mucho las visitas, me dijeron que mientras menos personas, mejor. —contestó y le dió una pequeña sonrisa a su padre, esa que le decía que todo estaría bien aunque no estuviera seguro.

—Esta bien, cuando se vayan márcame. —dijo el hombre y besó su frente con cariño para luego subir al auto donde lo esperaba su esposa e hija menor— Te vendremos a visitar los fines de semana, si pasa algo no dudes en hablarnos.

TaeHyung asintió con una sonrisa y las mejillas rojas por el frío de esa mañana.

—Claro que sí, no se preocupen. Estoy seguro de que todo estará bien.

—Muy bien, cariño. Adiós. —su madre dijo del otro lado, dándole una enorme sonrisa, como si dejar a su único hijo varón de tan sólo diecinueve años en medio del bosque no fuera nada.

—¡Adiós esperpento! —gritó la niña de trece años en los asientos traseros del auto, TaeHyung solo río.

—Adiós, mocosa.

—Esta bien, hijo. Ya nos vamos.

—Vayánse con cuidado.

Y el de cabello gris se quedó viendo cómo el auto de su familia partía camino al pueblo, perdiéndose entre esos inmensos árboles que los rodeaban.

Suspiró y tomó sus maletas, la más pequeña colgandola en su hombro y la otra con su mano desocupada, pensándolo bien y analizando mejor el panorama, habría dicho que si a la propuesta de su padre a qué lo acompañará dentro de la casa de los señores Jeon.

La neblina cubría todo su alrededor, apenas permitiéndole ver el camino al frente, los árboles eran tan altos que ni siquiera podía ver el cielo con claridad, el nublado cielo le daba menos luz al bosque y ni siquiera podía escuchar algún ave en ellos.

Es un bosque ¿Dónde están los animalitos?.

Dejó de ver a su alrededor y empezó a caminar al frente, dónde minutos despues dos enormes puertas que le daban a entender era la entrada, aparecieron.

Ni siquiera tuvo que llamar o algo así porque las puertas se abrieron por si solas con un chirrido horrible tan sólo puso un pie frente a ellas. Dió un salto por el susto, pero luego riendo nervioso con el corazón acelerado.

Ese ambiente daba miedo, para ser sinceros.

—Bien, aquí vamos.

La casa era enorme y un aura extraña la rodeaba, el jardín era aún más grande, con arbustos que llegaban hasta sus hombros, formando casi un laberinto hasta la puerta de entrada, en medio de todo el jardín había una fuente seca, no había agua y se veía muy vieja, estaba llena de hojas.

Caminó hasta estar subiendo los escalones que daban a la gran puerta de la casona, dos columnas a cada lado con aspecto desgastado. No se escuchaba ni un alma pero era demaciado tarde para arrepentirse, había prometido cuidar al hijo de los Jeon, no podía irse así porque sí.

Muñequito [Taekook] [TERMINADA]Where stories live. Discover now