Diez

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Los padres de TaeHyung se retiraron de la casona dos horas después de que se acabaron la pizza entre los cuatro.

No fue porque quisieran, en realidad a la pequeña Lisa le había empezado a doler la cabeza, y un poco de sangre había salido de su nariz, así que sus padres pensaron que tal vez era el cansancio de un día ajetreado y decidieron irse de la casa.

Le preguntaron a TaeHyung una vez más si quería irse con ellos, pero el de cabello gris volvió a negar, alegando que no podía defraudar a la pareja jeon porque le habían tenido la confianza suficiente como para dejarle todo el dinero de golpe.

Ellos no objetaron y solamente se fueron dejándolo solo en la casa.

Tan pronto como se retiraron, Kim se dispuso a levantar los restos de comida y cajas para tirarlos en la basura, aunque seguía pensando en lo que su madre le dijo antes de irse.

—Podrías preguntar en el pueblo, Yerin me dijo que le gustaba salir a pasear en bicicleta, tal vez alguna persona lo reconozca y te diga algo.

Ella lo había dicho de la nada, pero él lo tomó como una buena opción para investigar sobre lo que estaba pasando, porque cada vez, el aura en la casa se sentía más pesada y no quería que algo nuevo fuera a pasarle.

Ya suficientes sustos tenía.

Ya con el Living completamente limpio, revisó una vez más tratando de ver si estaban sus maletas por ahí escondidas, pero no, ni un solo rastro de ellas.

Suspiró tembloroso, cuando la pantalla plana se prendió de la nada, sola.

—¿Uh?

Volteó en su eje viendo la pantalla, no se veía nada, solo líneas de colores en ella, con pasos de tortuga se acercó hasta ella para poder apagarla con el botón que tenía ahí pues al parecer los señores Jeon no utilizaban control para sus aparatos.

Lo que era más extraño porque la pantalla se veía casi nueva y moderna.

El botón de apagado no funcionó así que decidió desconectarla, lográndolo con éxito, sonrió limpiando sus sudadas palmas en su pantalón.

Rió con nerviosismo al sentir tanto miedo, se maldijo internamente diciéndose a sí mismo que estaba siendo paranoico e ignoró el presentimiento de que algo pasaría, su mente estaba jugándole una mala pasada, solo se había prendido el aparato, solía pasarle en su antigua casa, no era para tanto.

Su hermana había querido ver al pequeño muñequito que se supone estaba cuidando, pero por más que lo buscó no lo encontró.

Empezaba a darse cuenta que al muñequito le gustaba jugar a las escondidas, porque eso es lo que más solía hacer, desaparecer y esconderse de él.

Por más que quería acostumbrarse a ese hecho, no podía, no dejaba de ser escalofriante que un muñeco de porcelana —que se supone no debería de hacer lo que hace— desaparezca del lugar inicial dónde lo había dejado desde un principio.

De niño había pensado que los juguetes se movían por si solos cuándo nadie los veía, e incluso fingía irse de su habitación para ver si cuando no estaba cobraban vida y hacían travesuras. Él deseaba tanto que estuvieran vivos para jugar mucho mejor con ellos.

Muñequito [Taekook] [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora