Doce

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Parpadeó varias veces, tratando de asimilar lo que le era pedido.

Podía escuchar el latir de su corazón en sus oídos y no le gustaba, tragó saliva y vió una vez más a jungkook en la tina, esperando por su respuesta. Lo vió directo a los ojos pero rápidamente quitó la vista, no podía soportar ver esos ojos blancos y sin brillo.

Lo vió relamer sus labios un poco y no pudo evitar llevar su vista a esos morados y resecos labios, casi se le salía preguntarle si quería beber un vaso de agua. Jungkook bajó la mirada otra vez y ahí fue cuando TaeHyung reaccionó.

—¿Dis-Disculpa? —hizo lo posible para encontrar su voz que se había quedado atascada en su garganta.

El azabache levantó la mirada al escucharlo hablar y levantó ligeramente la comisura de su labio en una muy pero muy pequeña sonrisa al verlo temblar.

—Qué si puedes llevarme a la cama.

Okey, eso sonó muy diferente en la mente de TaeHyung.

—N-No entiendo...

—TaeHyung, tengo sueño. Arropame. —dijo con la voz poco distorsiona, un poco más fuerte para ser escuchado.

TaeHyung se quedó con la mente en blanco unos segundos, con el corazón en la garganta y no sabiendo que hacer. Pero recapacitó cuándo vió a jungkook levantar ambos brazos en su dirección, y se sintió pésimo al ver esos moretones violetas en sus antebrazos.

¿Que le pasó?

Jungkook abrió las manos y las cerró un par de veces, dándole a entender que quería ser elevado en sus brazos, y aunque le pareció extraño al principio, no duró más de cinco segundos en captar y agacharse un poco para levantarlo por debajo de las axilas y hacer que se sostenga de él.

La situación desde muchas perspectivas era en realidad muy extraña.

Nunca se imaginó estar cargando en sus brazos a un "fantasma" o lo que sea que fuera jungkook en este momento.

Al levantarlo se dió cuenta de que el azabache era ridículamente ligero, lo que era extraño ya que su complexión era de un joven sano, no dió importancia a eso.

Sintió un frío recorrer su cuerpo entero cuando la anatomía contraria se pegó a él, pecho a pecho, aunque parecían tener la misma edad, él seguía siendo más grande que jungkook, no pudo evitar no compararse.

El azabache enredó sus brazos en sus hombros y recostó su mejilla en su hombro, escondiéndose en su cuello, dándole un escalofrío al sentir su fría respiración en él.

Seguía con la misma ropa de la última vez, una enorme camisa blanca que llegaba casi a las rodillas, jungkook abrió las piernas dejándolas colgando a cada lado de su cadera y él no tuvo de otra más que llevar sus manos a los muslos del chico, para sostenerlo desde ahí.

El tono de piel en el azabache tomó color de un momento a otro, cómo la última vez en que lo vió cambiar su aspecto drásticamente, estaba pasando lo mismo, en sus brazos ya no había cicatrices, y no sabía lo que había pasado con su rostro pues no podía verlo, pero estaba seguro de que también había cambiado.

Estaba entre asustado y sorprendido.

Era una mezcla de sensaciones y emociones que no sabía controlar. Estaba seguro de que el azabache podía sentir los latidos desenfrenados de su corazón.

—Tae... Llévame a mi habitación. —pidió en un susurro jungkook, con los ojos cerrados sobre su hombro.

El mencionado apretó los labios, y una extraña fuerza que lo llevó a obedecer hizo que diera los primeros pasos para salir del baño.

Abrió la puerta y en silencio caminó hasta salir de la habitación, caminó por el pasillo, no dándole importancia a las luces que parpadeaban amenazando con dejarlo sin luz.

Llegó a la habitación de jungkook, dónde la luz ya estaba prendida y la puerta abierta para que pudiera entrar sin ningún impedimento.

Ignoró todo mal presentimiento y entró a la habitación, cargando a jungkook.

Vió la cama desatendida, y por un momento se permitió revisar la habitación, esperando ver al muñequito en alguna parte, pero no lo encontró por ningún lado.

Jungkook salió de su escondite en su cuello, quedando cara a cara, y solo ahí el de cabello gris pudo ver su rostro de piel pálida pero brillante, ojos llenos de brillo, de colores verdosos, y labios esponjados.

TaeHyung creyó que era un joven muy bonito.

Jungkook volteó el rostro hacia su cama y la apuntó con una de sus manos.

—Llevame ahí.

TaeHyung solo obedeció sin decir palabra.

Llegó a la orilla de la cama y lo recostó con mucho cuidado, arropandolo hasta el cuello, no pudo evitarlo y acarició su azabache cabello, sacándole un suspiro casi rozando a ronroneó a jungkook.

—¿Necesitas algo más, pequeño?

—¿Podrías tocar el piano?

—Por supuesto...

TaeHyung se levantó de su lugar donde se había colocado de cuclillas y se encaminó al piano, sentía su cuerpo en automático y su mente estaba en blanco, lo único que se repetía era que necesitaba hacer lo que jungkook le ordenará.

Se sentó en el taburete y acomodó las partituras, sus manos moviéndose a las teclas del pienso como si de un profesional se tratase, una canción de cuna bastante relajante.

Una fuerte lluvia se escuchó, y los truenos no se hicieron de esperar, pero ninguno causó nada en él y solo siguió tocando, sus manos moviéndose por si solas, como si tuvieran mente propia.

Un relámpago se escuchó, fuerte que casi iluminó toda la habitación aunque la luz seguía prendida.

Y TaeHyung salió de su ensoñación, viéndose a si mismo sentado en el taburete.

No recordaba nada.

—¿Que pasó?

Se levantó de su lugar y vió detrás de él en la cama. Suspirando entrecortado cuándo vió al muñeco recostado entre las sábanas beige.

—¿Cuándo llegué al cuarto?

Su último recuerdo fue de cuándo salió de la ducha.

¿Que estaba pasando?















🧐

Muñequito [Taekook] [TERMINADA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora