𝐁ucky barnes | ❝dos corazones de cristal que se necesitan el uno al otro❞
donde artemis y bucky tienen una amistad caótica que los destinará a estar juntos, pero ninguno se da cuenta de ello hasta que comienzan a vivir en la misma casa.
ó
donde a...
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CAPÍTULO TREINTA Y SIETE; ÚLTIMA NOCHE VIVOS.
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LA CUIDAD DE NUEVA YORK ERA UN COMPLETO CAOS, los Flash Smashers habían cumplido su palabra, y no tardaron en intervenir la reunión de la CRG. Los candidatos se encontraban secuestrados, pues debido a los Flash Smashers, nadie podía entrar o salir de la sala de reuniones en donde se encontraban.
Cuando los Vengadores acudieron al lugar, los policías ya estaban tratando intervenir la situación para que nadie saliera herido, pero ellos eran los que debían detener al grupo de súper soldados e inhumanos.
Ya tenían un plan, solo tenían que intervenir y encontrar a las chicas. Bucky y Artemis fueron los que se hicieron presentes entre todo el público, mientras Sam llegaba por aire para intentar entrar al edificio con los candidatos de la CRG.
—Sargento Barnes, Agente Jones, –saludó respetuosamente el oficial dejandolos pasar a ambos, Sam les comunicó que había pedido una ayuda extra, y estaban esperando encontrarse con esa ayuda, estaban por entrar al edificio cuando alguien los interrumpió, y ambos se detuvieron al mismo tiempo.
—Disculpen, ¿ustedes deberían estar aquí?, –ambos se giraron sobre saltados cuando una voz masculina habló detrás ellos, observaron confundidos a un señor, el cual no conocían para nada, hasta que este se comenzó a quitar una máscara casi invisible y les dejó ver su rostro real; era nada más y nada menos que Sharon Carter, —Soy yo, tranquilos.
—Sharon, ¿qué demonios haces aquí?, –preguntó Bucky inmediatamente, con el ceño fruncido.
—Relájense, aquí nadie me busca.
—No sabía que tenías una de las máscaras de S.H.I.E.L.D, –mencionó Artemis, con una sonrisa nostálgica.
—Me dejé algunos juguetes para mí cuando S.H.I.E.L.D cayó, –se encogió de hombros, guardandola rápidamente en sus bolsillos.
—Eso veo.
—¿Esa de ahí es Sharon?, –les interrumpió Sam a través de los auriculares, a lo que James rodó los ojos.
—Por desgracia, –farfulló.
—Sé amable, –le regañó la castaña, dándole un leve golpe en su hombro.
—Hola Sam, –saludó Sharon, —Pensé en reunir a la banda otra vez.
—Hola Sharon, arriesgas mucho al estar aquí, gracias.
—Escuché que los indultos no son tan malos como dicen.
—Depende mucho del terapeuta.
—No le hagas caso, está traumado.
—También depende de con quien vivas.
—Suficiente, no nos desconozcamos ahora. Miró hacia otro lado, poniendo los ojos en blanco; sin duda Bucky era un alma llena de terquedad. Debían entrar en marcha lo más antes posible, esto se podía salir de las manos y no querían a nadie herido. Las luces azules y rojas reinaban el lugar, habían demasiados policías tratando de mantener la calma, ambulancias esperando para actuar, y noticieros informando al resto del mundo la situación que se presentaba en Nueva York. Debían hacer algo, y ahora.
