𝐁ucky barnes | ❝dos corazones de cristal que se necesitan el uno al otro❞
donde artemis y bucky tienen una amistad caótica que los destinará a estar juntos, pero ninguno se da cuenta de ello hasta que comienzan a vivir en la misma casa.
ó
donde a...
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CAPÍTULO VEINTINUEVE; LOS WAKANDIANOS ESTÁN AQUÍ.
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DOLOR. ESO ERA TODO LO QUE ARTEMIS EISLEY JONES podía sentir en su cuerpo, además de una punzada que iba y venía de vez en cuando en su cabeza.
Se sentía tan adolorida, que no quería ni levantarse del sillón en donde se encontraba acostada. Se sentía agotada, y solamente quería descansar en los pocos minutos que podía conseguir antes de volver al trabajo.
Antes, se preguntaba que se sentiría ser golpeada por sus mismos poderes, y ahora, que había vivido la experiencia en primera plana, se retractaba de siquiera haber pensado en ello.
Debido al dolor en varias partes de su cuerpo, Helmut Zemo le había entregado unas cuantas bolsas de hielo para que lo colocara sobre su rostro, abdomen y brazos, y así lograra sentir algo más de alivio.
Después de estar varios minutos acostada, en el sillón del departamento del Barón, junto a éste que también reposaba por su dolor de cabeza debido al golpe que Jhon Walker le había dado, su dolor comenzó a disminuir, y su cabeza ya dejaba de palpitar como antes lo hacía.
—¿Alguna vez te lo ofrecieron, Sam?, –preguntó Zemo de repente, mientras se encontraba acostado en el otro sillón. Sam, quien se encontraba sentando en la mesa de la cocina con una computadora, lo miró con el ceño fruncido.
—¿Qué cosa?
—El suero, –aclaró.
—No.
—Si te lo hubieran ofrecido, hipotéticamente, ¿la hubieras recibido?
—No.
—Sin dudar. Es impresionante, –halago el barón,—Chicos, no tengan esperanzas en esas dos chicas. No importa que les vieron, ellas se fueron. Y no podemos dejar que ellas y sus acólitos se conviertan en otra facción de dioses entre gente real. Los super soldados y los inhumanos no se pueden dejar existir.
—¡Hey! Te recuerdo que yo tambien soy inhumana y que Bucky también es super soldado, –acusó Artemis metiéndose en la conversación, pero tampoco importandole tanto como para quitarse el hielo de su cabeza.
—Exacto, pero ellos son diferentes a ustedes, ¿o no?, –apuntó él, con razonamiento, —Lo intentaron, pero ya no hay vuelta atrás. Lo que vieron en esas chicas, ya no está. No hay nada.
—Yo nunca vi nada bueno en Grace, mucho menos en Karli, –confesó Artemis incrédula, y Zemo finalmente se quitó el pañuelo de su cabeza para mirarla, —Con todo lo que me dijo hoy ya no tengo esperanzas de que se detengan y cambien, porque ya vi que nunca será así.
