𝐁ucky barnes | ❝dos corazones de cristal que se necesitan el uno al otro❞
donde artemis y bucky tienen una amistad caótica que los destinará a estar juntos, pero ninguno se da cuenta de ello hasta que comienzan a vivir en la misma casa.
ó
donde a...
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CAPÍTULO VEINTICUATRO; MADRIPOOR.
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—¿ESTÁS SEGURO SOBRE HACER ESTO?
Artemis Eisley Jones miró con desconfianza y preocupación a James Buchanan Barnes.
Bucky la miró fijamente por unos segundos antes de hablar. Analizó de arriba a abajo su preocupada expresión, mientras ésta le ayudaba a terminar de ponerse el traje de pelea que Helmut Zemo le había entregado con anterioridad.
A Artemis no le gustaba para nada esa idea. Para nada. Sabía que no dependía de ella, si no de él, pero a ese momento todo le parecía una terrible idea. Inclusive en la que Bucky tenía que fingir ser el Soldado del Invierno otra vez.
—Estaré bien, será solo por unas horas, es solamente fingir, –intentó calmarla, pero eso fue lo último que logró hacer. Por la poca diferencia de altura, la chica tuvo que alzar un poco su cabeza para poder fijar sus ojos mieles en los azules de él, mirándolo con desconfianza, —En serio Artie estaré bien, todo saldrá bien.
—Amenos de que nos descubran y nos manden directo al infierno, –se encogió de hombros incrédula, abrochando el equipo que Bucky traía puesto. Él rodó los ojos.
—No pasará, según Zemo todo saldrá bien.
—Claro, le creeré al tipo que intentó matarte.
—Ya no te preocupes, estaremos bien. Zemo sabe las condiciones para que yo acepte fingir ser el Soldado del Invierno.
—Sí, que yo siempre esté a tu lado en todo el momento que estemos ahí, ¿en qué pensabas?, –preguntó ella, alzando sus ojos y posandolos en él con el ceño fruncido.
—En protegerte, –murmuró, nervioso. Pero intentó disimularlo con una sonrisa.
—Puedo cuidarme y defenderme yo misma.
—Ya sé, es solo precaución, –se encogió de hombros, —Sabes que cumpliré la promesa que hice hasta el día que muera.
Artemis sonrió de lado y lo miró por unos segundos indignada, a lo que éste le sonrió de vuelta. No pudo evitar correr la mirada avergonzada cuando sintió sus mejillas arder y ese revoloteo que sentía en su estómago cada vez que miraba al chico directo a sus ojos azules, ¿que demonios le estaba pasando?
La castaña terminó de abrochar el equipo del soldado y acomodó por encima el chaleco que éste utilizaba. Se alejó un poco para cerciorarse de que todo estuviera bien puesto y no hubiera nada molestando al pelinegro a la hora de moverse. Arrugó un poco la nariz, cosa que Bucky notó al instante. Volvió a acercarse nuevamente a él y envidió con todas sus fuerzas de que llevaba una vestimenta más genial a la que Zemo le había ordenado utilizar.
