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Sin importar lo que su mamá dijera, Phuwin seguía pensando en los besos, y cada que lo hacía, no podía evitar sentirse ansioso y apenado

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Sin importar lo que su mamá dijera, Phuwin seguía pensando en los besos, y cada que lo hacía, no podía evitar sentirse ansioso y apenado.

Sentía que no estaba bien pensar en besar a otra persona a esa edad, además, si su mamá se supiera de todos sus pensamientos, seguramente lo regañaría eternamente porque él aún era demaciado pequeño para pensar en esas cosas.

Pero, ¿Cómo podía no pensar en ello?

Es decir, el primer pensamiento que ocupaba su mente al ver a Pond era tocar ese par de labios rositas y regordetes que parecían ser tan suavecitos y esponjosos, y, aunque a veces pensaba que era algo raro, realmente no podía evitar desear poder besar esos bonitos labios.

No podía controlar sus pensamientos cuando de eso se trataba.

—Las personas que se quieren mucho se dan besos y eso está bien.

Decía en voz baja mientas dibujaba un dinosaurio en una hoja arrugada que encontró en la basura de la oficina de su mamá.

Afuera, un aire cálido inundaba la calle y el viento mecía suavemente las pequeñas ramas.

—Y yo quiero mucho a Pond.

Mientras añadía detalles, Phuwin pensaba en el pequeño beso que le había dado el mayor, fue un beso pequeño y bonito, le había gustado mucho la sensación de cosquilleo que invadió la zona dónde el Naravit menor le había besado.

Pero pensó también en el primer pensamiento que invadió su mente en cuanto estuvo por primera vez frente a Pond hace ya dos años.

No podía creer que lo primero que había querido hacer en cuanto vio su rostro fue besar esos regordetes labios rositas, dios, ahora se apenaba por eso.

Pero no importa cuan avergonzado se sintiera al respecto, todavía seguía sintiendo un circo en su estómago cada que veía al mayor, era una sensación incomoda que le apretaba el estómago pero que quería seguir sintiendo porque se sentía tan bien.

Y pensaba que un beso como los de las películas debería sentirse mil veces mejor.

Finalmente había terminado su dinosaurio, ahora solo faltaba pintarlo.

—Creo que un verde— dijo mientras buscaba por su lapicera sacando todos los tonos de verde que tenía —Verde feo.

Tomo un verde pantano y coloreo casi todo el dinosaurio con ese tono, después tomo un azul y pinto las manchas en el lomito del dinosaurio.

Había tenido mucho cuidado al dibujar y al colorear, pues quería regalarle su dibujo a Pond.

Cuando finalmente termino, guardo con cuidado el dibujo entre sus cuadernos y fue a decirle a su mamá que quería ver una película.

—¿Una película a estás horas jovencito?

—Por favor mamá, ¡Aún son las siete!

Con un puchero, Phuwin logro convencer a su mamá para que le dejara ver 101 Dálmatas, pues esa película era su favorita de toda la vida.

Con un puchero, Phuwin logro convencer a su mamá para que le dejara ver 101 Dálmatas, pues esa película era su favorita de toda la vida

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kisses on ur cherry lips ; pondphuwinWhere stories live. Discover now