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Finalmente Phuwin había podido hablar con Pond

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Finalmente Phuwin había podido hablar con Pond.

No lo había dicho al día siguiente de su primer acercamiento porque su mamá decidió que era buena idea ir al médico ese día.

Tampoco lo hizo al siguiente día porque su habitación estaba hecha un desastre y su mamá le ordenó acomodar su ropa.

¿Y la siguiente tarde? Tampoco pudo, sus tíos de la provincia habían llegado de visita, y por respeto se quedó todo el tiempo en casa.

Debido a aquella visita inesperada, y tal vez a qué Phuwin había decidido jugar con sus primos en la lluvia, había terminado con un terrible resfrío, gracias a ello su mamá le prohibió ir a ver al vecino por dos días.

Y después de cinco largos días, había llegado el jueves, así que el pequeño Phuwin salió presuroso de su casa con una manzana en manos y una bolsita de galletas

En su rostro había una enorme sonrisa y con nervios se acomodaba los lentes.

Cruzó cuidadosamente la calle, pues aún si era una calle privada, debía tener cuidado.

Llegó hasta el jardín y busco con la mirada a Pond, cuando no le vio ni siquiera escondido tras las plantas con flores de colores, decidió ir directamente a tocar la enorme puerta de madera.

Antes de hacerlo, se acomodo la sudadera amarilla correctamente y peinó su corto cabello, alguna vez había visto en una de las series que veía su mamá, que cuando ibas a ver a alguien especial debías verte bien.

También se aseguró de guardar sus lentes.

Y luego de respirar profundamente, tocó la gran puerta con su mano hecha puño.

—Oh, que lindo niño tenemos aquí.

Enseguida una mujer tan joven como su mamá abrió la puerta con una sonrisa amable, la mujer era tan linda como Pond.

—¿Buscas a alguien?— preguntó la señora al ver las mejillas rojas del menor.

—Mi mamá les manda esto— Phuwin estira la mano con la bolsa de galletas hasta la mujer mientras le sonríe —Dice que lamenta no haberles dado la bienvenida antes, también se disculpa por no poder venir personalmente.

—Oh, muchas gracias, dile a tu madre que no se preocupe.

Phuwin asiente mientras se mece de un lado a otro tratando de transmitirle a la mujer que quiere ver al niño de la casa, sin embargo, al notar que la señora no le entiende, decide hablar.

—Uhm, disculpe— habla cuidadosamente llamando de inmediato la atención de la mujer —¿Aquí vive un niño? Es muy lindo ¡Me gustaría ser su amigo!

La mujer sonríe y le pide a Phuwin que espere un momento antes de entrar a la casa y llamar a Pond.

—Te están buscando, mi amor— fue lo último que Phuwin escuchó antes de que el otro infante saliera de la casa.

—¡Hola, me llamo Phuwin!— exclamó enérgicamente.

—Hola, soy Pond, ¿Nos conocemos?— preguntó con curiosidad, pues su mamá había dicho que le buscaba un pequeño amigo, pero podía jurar que jamás había visto unas mejillas tan regordetas como las de Phuwin.

—Nop, pero me gustaría que nos conociéramos.

De esa forma, ambos infantes se sentaron en el césped mientras charlaban de dinosaurios y lo geniales que eran.

Phuwin también recordó que había llevado una manzana como regalo para Pond y se la dió.

Y luego de un par de horas, la mamá de Phuwin salió de casa para buscar al menor, ya era hora de la merienda.

El pequeño Tangsakyuen se había despedido no sin antes prometer volver al día siguiente.

El pequeño Tangsakyuen se había despedido no sin antes prometer volver al día siguiente

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kisses on ur cherry lips ; pondphuwinWhere stories live. Discover now