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Botón

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Por alguna razón, siempre que captaba el primer vistazo de Maisie después de pasar mucho tiempo sin verla, aun si no importaba, Malcolm siempre se notaba un poco pasmado por el contraste entre Stevie y ella.

Luego de un par de horas de viaje en carretera, con Reese hablando sobre cualquier cosa que se le ocurriera, y Malcolm intentando distraerse en cualquier sonido proveniente de la radio o imagen del camino cada vez que algo de silencio los abordaba y su mente empezaba a ir a lugares que no hacían más que ponerle nervioso..., al fin habían conseguido llegar al lugar que Stevie había indicado.

Fue sencillo reconocerlos a lo lejos.

Y todavía más cuando terminaron de acercarse;

Maisie era pelirroja, con miles de pecas cubriéndole la zona alta de las mejillas y la nariz en mayor concentración y salpicando aquí y allá sobre el resto de la curiosa cara en forma de corazón. La sonrisa empequeñeciéndole los ojos caramelo rodeados de cortas y tupidas pestañas, y el abundante cabello rizado envuelto en un desarreglado moño que acababa atando con cualquier cosa sobre su cabeza eran su marca registrada.

Era reconocible porque siempre lucía igual.

Al menos siempre que él la veía.

La primera vez que lo hizo, cuando Stevie los presentó, Malcolm se había sentido decididamente confundido por la alegre personalidad que parecía desbordársele sin siquiera ser consciente de ello.

Aún podía recordarla tomando sus manos y agitándolas repetidamente sin dejar de decir lo emocionada que estaba de conocerlo por fin.

Maisie tenía su edad, y era repostera..., o estudiaba para serlo. Stevie y ella se habían conocido en un sitio tan cliché como una librería hacía un par de años, y casi desde el primer momento habían sido lo que él podría denominar una pareja de película.

Aunque, todavía a esas alturas, Malcolm no acababa de entender cómo alguien con la personalidad de Stevie parecía compenetrarse tan bien con alguien con la personalidad de ella.

Ridículamente bien, además. Porque tendría que ser así para llevar a que su casi estoico amigo acabara pidiéndole un favor como ese sólo para tenerla feliz.

«Envidioso...», susurró una voz en su cabeza.

Malcolm se mordió el interior de la mejilla. No era como si pudiera negar la sensación de incómodo vacío cada vez que los veía juntos, sabiendo que él nunca tendría algo así..., pero, por lo general y con un poco de esfuerzo, casi siempre conseguía distraerse a sí mismo con cualquier otra cosa que entrara en su campo de visión.

Sin embargo, ahora, sintiendo su estómago hecho un enorme nudo nervioso mientras veía la escena del 'Me alegra conocerte', esta vez entre ella y Reese..., bueno, Malcolm no sabía si deseaba más arrojarse de cabeza al enorme lago frente a la casa, o golpear a Stevie con todas sus fuerzas.

Stevie no había perdido la oportunidad de mirarlo con una estúpida sonrisa burlona en el momento en que Malcolm desvió la mirada de los otros dos, cuando Maisie comenzó a estrechar emocionada la mano de Reese, luego de separarse del abrazo de oso con el que lo había asaltado a él nada más verlo.

Entrecerrando los ojos, Malcolm apenas había empezado a gesticular un mudo 'Te odio' en su dirección antes de tensarse como una cuerda debido a un peso invasor.

Elevó su cabeza mirando hacia un costado, y los ojos de Reese se clavaron en los suyos desde arriba, sonriendo despreocupado y como si nada fuera de lo común estuviese pasando.

Serotonina [Wilkercest]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora