17

1.1K 137 100
                                    

.

Lindo

.

Reese se sentía... frustrado, por decir lo menos.

No había podido sacarse la imagen de la cabeza.

Carajo. Habían pasado casi dos semanas desde entonces, y seguía perfectamente nítida en su memoria, viéndola en su mente cada vez que cerraba los ojos como si en los escasos segundos que había permanecido ahí observando se la hubieran tatuado bajo los párpados.

Reese no había dicho nada en ese momento... ni en ningún otro en realidad, porque de verdad intentaba no recordarlo.

Intentaba olvidarse de la extraña sacudida que había azotado a su cuerpo en regiones donde definitivamente no tendría que haberlo hecho, y deshacerse de las miles de preguntas e imágenes que su propia cabeza había empezado a producir después de ello.

Aunque, más que nada, no había dicho nada porque siendo honestos no se entendía ni a sí mismo.

Incluso ahora, después de días, Reese no estaba seguro de qué era lo que le había impulsado a prácticamente lanzarse sobre él aquella vez, sabiendo que bien podría haberse arrojado directo sobre la cama y-

Con un demonio, en realidad sí lo sabía.

Era algo estúpido, en serio, en serio tonto hasta para él, pero es que, en el momento en que lo vio otra vez, tan tranquilo y... al alcance..., la extraña ansiedad de tocar la zona usualmente cubierta lo había golpeado de lleno en todas direcciones.

Sin embargo, la parte más estúpida de la situación, además de lo obvio, era que él no debería tener esos absurdos arranques simplemente porque se trataba de una imagen que había visto mucho tiempo antes como para que lo afectara de esa forma...

O al menos así se suponía que fuera, pero lo cierto era que no había sido igual. No lo había sido ni un poquito, y Reese no estaba seguro de si eso se debía a que tras varios años de no verlo de ese modo su perspectiva había cambiado, si Malcolm había cambiado, o si él mismo lo había hecho.

Después de todo, ambos habían crecido ya, y aun si Reese nunca perdía la oportunidad de meterse con el tamaño de Malcolm en comparación con el suyo, por lo general sólo se trataba de un momentáneo comentario burlón antes de volver a lo que cualquiera de los dos hacía.

No había sido hasta ese preciso momento aquella tarde, que Reese se notó verdaderamente consciente de ello en todos los sentidos.

Porque así era como se había sentido después de salir de ahí; como el comienzo de una pequeña fijación que no esperaba tener jamás.

Y, aun así, lo había hecho.

«Huh»

En aquel momento se había tenido que obligar a calmarse antes de volver a subir con la canasta de la lavandería para no parecer raro.

Porque Reese se consideraba un tipo simple, y le gustaba serlo, pero, en definitiva, el montón de sensaciones abrumándolo por todas partes era todo menos eso. La forma en que algo se sentía revolotear en su plexo solar, tensándole los músculos y fluyendo por sus venas a través de cada extremidad siempre que permanecía demasiado fijo en Malcolm..., no era nada similar a cualquier cosa que hubiese experimentado antes con ninguna otra persona.

Y aunque por lo general conseguía desentenderse de las incomprensibles emociones directamente relacionadas con su hermano menor, Reese no creía haberse notado nunca tan afectado como a partir de esa ocasión.

Serotonina [Wilkercest]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon