Dulce Aroma (Bakudeku/omegaverse)

capítulo 3

||ꔛDejame contarte una historiaꔛ||

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"Bien entonces voy a comenzar... "

Susurra el peliverde teniendo la vista clavada en el cielo pensando unos segundos en lo que le contaría al alfa pues la vergüenza y el miedo le cerraban la garganta negándose a dejarlo comenzar su relato algo que fue notado por el alfa rubio que no dudó en agarrarlo de la mano y entrelazar sus dedos dándole confianza y protección

Sabía que se podía hundir en sus recuerdos y sería rescatado de ahogarse en ellos por el malhumorado rubio que tenía a su lado

Respira profundamente para tomar valor y al fin comenzar a hablar

—Yo... Antes vivía en el palacio Todoroki con mi madre y mi padre, ella era una sirvienta y mi padre un guerrero, uno de los más fuertes y valientes—relata teniendo un brillo de emoción y admiración pues apesar de todo siempre consideró a su padre su mayor inspiración y el amor que le tenía no se desvaneció del todo ni con los golpes o los insultos pudo dejar de quererlo—éramos una familia bastante feliz, mi padre se convirtió en el jefe de las tropas y yo estaba por revelar mi segundo genero... Se supone tenía que ser un alfa o por lo menos un beta pero bueno las cosas no son como uno siempre lo desea ....

Al pronunciar las últimas palabras aquel brillo de ilusión y alegría se esfumó dejando solo una mirada vacia y sombría que logró causarle un escalofrío al rubio que veía con atención al omega

—Cuando se presentó mi segundo género mi padre no estaba feliz, me encerraron en una habitación durante varios días dándome un asqueroso té que se supone dormiría a mi omega, todo el día me sentía mal y el sabor de esa cosa era asqueroso

Explica haciendo un gesto de asco al recordar aquel horrible sabor

—Casi dos semanas después el Té al fin me comenzaba a hacer efecto, perdí el olfato y mi aroma también... Ningún alfa podía sentir mis feromonas y yo no podía sentir las suyas pero ese no fue mi mayor problema

El dulce aroma que desprendía el omega comenzo a cambiar volviéndose acido dejando en evidencia su disgusto y molestia

—Las cosas empeoraron cuando mi padre comenzo a entrenarme—Sonríe con amargura—La mayoría de mis cicatrices el me las hizo, con sus entrenamientos que más bien eran torturas para mi, torturas que duraban todo el maldito día y me dejaban sin poder levantarme, que me llegaban a fracturar varios huesos... Había veces en las que no terminaba el entrenamiento porque quedaba inconsciente

Aprieta un poco el agarre en la mano del alfa que no dijo nada solo lo dejó seguir hablando y desahogándose

—El entrenamiento duraba alrededor de cuatro meses y medio pues cada cinco meses venía mi celo y creeme que este era un infierno también, perdía la conciencia al grado que muchas veces me lastime al intentar quitarme ese calor que me sofocaba haciendo que me rasguñara hasta sangrar y dejara otras cicatrices

De un momento a otro el agarre del pecoso se aflojó dejando confundido al alfa

—una vez terminado mi celo mi rutina volvió a ser la misma, entrenar hasta no poder más y estar encerrado en mi habitación sin contacto humano—suspira pesadamente—poco a poco fui subiendo de rango y en poco tiempo me convertí en uno de los mejores guerreros que había, el rey Enji una mañana me llamó para decirme que tendría que suplantar a Iida, el alfa que cuida del príncipe shoto...