15. Quédate.

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Quédate,
mientras las ilusiones se achicharran,
se hacen brasas y se consumen.
A la vez que los días perecen,
menos luminosos
y más incendiarios.
Mientras la casa se vuelve ruinas.

Quédate,
a pesar de los buenos días
y las caricias húmedas,
a pesar del clamor de nuestras rodillas por descanso,
de la huelga de tu piel por las ansias excesivas.

Quédate,
sin que te lo pida con mis desasosiegos,
rebana mi indecisión e incinérala,
retuércele el frágil cuello.
Que yo disfrutaré como la primera vez
del sonido reptil.

Álzate,
como un santuario en mi alma,
como rumor en agonía,
como faro en el mar de mis infortunios,
de mi corazón seco.

Y redímelos,
sin esbozos y más tierna que nunca,
porque todo yo pendo del filo agudo de tu lengua,
de tu trémula voz que naufraga en las sedas raídas de la despedida.

CrisálidaWhere stories live. Discover now