Nace de mí.
Como capullo que despierta.
Como canto desbordado en el pestañeo del infinito.
En la erupción de mi pecho resplandeciente, fértil de tu risa y de tu mirada
que le sustenta con calidez lunar.Siembras besos y germina mi día,
brota el jardín al que tu presencia le da vida.
Eres el pigmento,
la savia que recorre
y reverdece.
Traes contigo el sol a tus espaldas.Llegas como brisa sanadora,
como murmullo de desvelos,
como tibia madrugada,
un presagio dulce,
planeando ligera;
sosteniendo mi respiración
en tu manantial profundo.
Mi sed se extingue
y no sabe más de ayeres.La luz que nace de mí tiene tus sílabas.
Decolora la noche
y tiñe las sombras de púrpura.
Si oscurece,
nada le perturba,
se alza heroica e impoluta:
un templo sacro a mitad de la ciénaga;
pulsando,
latiendo,
horadando paciente
y sorbiendo con parsimonia religiosa
los desesperos;
luego,
exhalándolos para que expiren secos.Mi plegaria inmortal,
mi bocanada de cielo diáfano,
mi hogar en un atisbo de paraíso.
Le habitan tus recuerdos
y el corazón se sacude con violencia,
en el reclamo vehemente por regresar a ti.
Porque le sostenga la paz de tus manos
y esa luz renazca
en la eternidad de tu amor.
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Crisálida
PoéziaCompendio de poemas salidos de los desvaríos noctámbulos de una larva. Versos escurridos de apneas. Rompe la Crisálida y el relleno suave bulle en celulosa, donde los sueños son charcos de tinta, y sus líneas pretenden bocetar el universo, sus mied...