10. Páramo Dio.

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Te llevo,
mi mente convertida en el páramo augusto y sereno de vientos que navegan,
ondas que se propagan al alcanzarle la gota,
tu presencia incomparable y reconfortante.
Naces en mí y nazco de ti,
alumbras mi universo.
Permeas con tu paz la mies flamígera que me invade,
posando tu aliento de inciensario.
Se arremolinan las sabias serpientes nebulares que emanan como ecos milenarios,
de la inconsciencia del mundo y del alba del albor de tu pestañeo de arquitecto,
de la palabra del lunes que amanece,
prístino.

Deaumbulo y te llevo.
Agradezco cada paso,
las vueltas y las cuestas.
Confío.
Temo por mi frágil y delusoria afección al caos,
pero si vienes,
se repliegan los demonios y me acuesto ufano sobre sus malogrados contornos,
abolidos por el soplo de vida que invade mis células,
las llena del indemne resplandor de tu faz impensable.
Habitas los átomos de mi ser
y te pienso pensándome
y pensando la totalidad de lo que habito,
yo como una partícula de lo inconmensurable,
de lo creado por tu pensamiento.
Murmuras en el silencio y escuchas en el ruido,
nunca callas pues tu voz se repite
y reverbera desde el origen del tiempo,
la manecilla impulsada por el pulso de tu amor.

Tu nombre oculto en el océano de lo que Es
y al mismo tiempo vibrando en cada parte,
en cada vértice del entramado,
con cada fibra del tejido;
neuronas que cantan tus consonantes inescrutables y sagradas.
Eres lo que nunca podré describir,
lo que flota en el anhelo de mis búsquedas nocturnas y abstracciones,
en la profunda meditación del blanco lago y en los vapores purificadores de consciencia.
Eres la esfera que comprende las formas,
el lienzo absoluto en el que se inscriben las ideas que terminarán por Ser.

El pensamiento impensado,
la idea no concebida,
la alegría insospechada,
el amor que no sabe de razones.
Eres y te llevo.
Soy contigo.

CrisálidaWhere stories live. Discover now