XI

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Los siguientes cinco días fueron tranquilos, tanto que hasta daban miedo. JiMin se encontraba mucho mejor, y todo por el arreglo que habían hecho. Mientras se acurrucaban en su cama, ambos desnudos, sudorosos y en una larga sesión de toqueteo y más, compartían entre húmedos besos palabras importantes.

Ya que el rizado le había comentado que su familia parecía estar tramando algo, el diablo decidió que, no solo por ello sino para la recuperación de JiMin, se iría y tan solo volvería a su lado en la noche, al menos por cuatro días hasta que su niño favorito se recuperara nuevamente y no se viera nada sospechoso.

También habían comentado sobre el tema de que, aunque a JiMin le costara, ya no debía de dar la vida por nadie. Yoongi le dijo que él había enviado a la Muerte para matar al hombre y que no lo invada de preguntas, pero el rizado, en medio de una pequeña discusión, le intentó hacer entender que no debían de matar a cada persona que lo molestara ya que se vería demasiado sospechoso, y aunque en el mundo donde Yoongi era rey fuese normal, en el de JiMin era algo horrible.

También le expresó la culpa que le hacía sentir y lloró un poco al recordar a su primo, compañeros de la escuela y el daño que le hizo a su padre. El diablo tan solo repetía lo mismo: "Mi niño favorito, ¿por qué lloras por personas que no merecen respirar el aire de éste mundo? Si están ardiendo en el infierno es por algo. Nadie te toca."

Por el resto de la noche Yoongi secó las lágrimas del rizado con sus dedos repletos de anillos de oro y lo besó en los labios por horas, buscando que se sintiera mejor. Si sus fieles seguidores del infierno vieran lo que era para el diablo irse de allí por "asuntos importantes" , morirían de envidia. Su familia notó el gran cambio en JiMin, y como gente que poco se informa y no tiene idea de nada le comentaron su estúpido plan: atarlo a la cama y hacerle un exorcismo.

Por último lo felicitaron por recuperarse, le dieron la bendición y JiMin no sintió ni cosquillas por ello debido a que Yoongi volvía en la noche. El veintinueve de octubre, en su instituto organizaban para cada alumno que tuviera el permiso de sus padres un proyecto llamado "anti-sectas".

Básicamente era entregar folletos los cuales informaban pésimamente sobre el halloween, metiendo en cabezas ajenas cuán satánico era aquello y todo lo que significaba. Desgraciadamente JungKook y JiMin tuvieron el permiso, y al siguiente día ya se encontraban repartiendo folletos en la esquina del parque de la ciudad. Todos eran muy amables y los tomaban, e incluso se quedaban cuando los adolescentes les explicaban de mala gana cómo era todo el asunto.

La cosa es que todos eran fieles seguidores de Dios, pero ése no era el enorme problema. El enorme problema era que seguían fielmente a la Biblia, la cual tenía sus cosas buenas, pero también sus cosas malas, y los humanos parecían exagerarlos y penalizar de muerte a cualquiera que fuese en contra de aquello.

—Es injusto. —JungKook bufó, notando que nadie pasaba cerca y acercándose a un cesto de basura, tirando cinco volantes dentro y volviendo rápidamente al lado de JiMin.

—¡JungKook! —regañó, y se sonrojó porque, vamos, él no era nadie para decirle a los demás lo que estaba mal. Estaba haciendo lo que se consideraba lo peor del mundo.

—Vale, lo siento. —arrojó uno más y JiMin alzó ambas cejas.

El castaño rodó sus ojos ante el interrogatorio del pequeño. —Es solo... Halloween es genial, amigo. Es tan genial porque te disfrazas y asustas, y asustar es divertido.

La nariz de JiMin se arruga. —Yo no me divierto cuando me asustan. —dice, y le entrega un folleto a la señora que pasa frente a él, dedicándole una tímida sonrisita. JungKook nuevamente rueda sus ojos.

DWTD ; ©YoonminWhere stories live. Discover now