Parte 20.

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—Estan muy callados hoy —comentó Bob rompiendo el denso silencio.

La cena en casa de los Jensen había resultado más tensa de lo esperado.

A excepción de Vincent y Vera, el resto de la familia se encontraba allí.

Diana y Federico clavaron sus ojos en sus hijos mayores, algo apenados por su raro comportamiento. No habían dicho más que dos palabras en toda la noche.

Cecilie también miró a su hija algo desconcertada, no es que Leslie se quedará callada seguido.

Ella estaba  absorta en sus pensamientos arrastrando el tenedor en su plato. Lo que su madre no sabía era que no pretendia levantar su vista, para no chocarse con los hermanos que estaban sentados frente a ella en la mesa redonda.

—Lo siento, estoy muy cansado —comentó Tristán encogiéndose de hombros, asomando un sonrisa culpable. Sentía la mirada de Diana sobre él.

Federico codeo a Donovan quién solo pronunció un; —Yo igual—, y siguió comiendo como si no lo alimentarán jamás.

—¿Y tú monita? ¿Qué es lo que te tiene así? —inquirió Diana a su lado tocando su hombro.

Leslie levanto la vista y sonrió —Nada tía, solo estoy preocupada por la universidad.

—Con lo excelente que eres no tienes de que preocuparte, cualquier universidad estará interesa en ti —intentó animarla Federico. Leslie le sonrió encogiéndose en su silla.

El ambiente estaba demasiado incómodo para su gusto. Y el hablar de la universidad solo para ocultar lo que verdaderamente tenía en la cabeza, la había echo darse cuenta que no estaba prestandole tanta atención como debería a su futuro académico. Estaba perdiendo tiempo sin darse cuenta.

—¿Es solo por eso, Leslie? —inquirió su madre. Leslie mordió el interior de su mejilla. El echo de que su madre sea tan cercana con la familia de los Santos hacía que ninguna conversación le parezca íntima.

¿Qué le costaba preguntarle eso en privado?

—Si.

Federico alzó sus cejas haciéndole un gesto a Bob. —Quizás llegó el momento que siempre temiste mi amigo —bromeo. Bob no comprendió su mirada—. Parece que Leslie esta enamorada.

La rubia se atragantó con la comida de inmediato. Diana, quién estaba sentada a su lado, golpeo su espalda intentando ayudarla.

—Por dios ¿qué estás diciendo? —rio nerviosa, su rostro se había vuelto rojo.

Frente a ella, Tristán y Donovan habían dejado de comer solo para mirarla.

—¿Eso es verdad, Leslie?

La niña miró a su padre que tenía expresión de susto en el rostro.

—No papá, yo—

—Mirala —señaló el amigo de su padre—, está sonrojada y nerviosa. Yo creo que ya llegó el afortunado.

—Federico —advirtió Diana notando la incomodidad de Leslie. Su marido cedió ante su intensa mirada.

—Ya, ya —dijo encogiéndose de hombros—. No dije nada de malo, solo pienso que Leslie es una muchacha increíble y no sería raro que está actitud tan distraída se trate de un chico.

—No hay tal chico, tío —determino la rubia con una sonrisa en el rostro para alivianar la situación y el malhumor que ello le estaba causando.

Federico volvió a abrir su boca para hablar pero Diana lo calló rápidamente;

BOYS TEARSWhere stories live. Discover now