Parte 18.

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Leslie cerró sus ojos con fuerza sintiéndose mareada. Su débil cabeza no podía asimilar como había pasado de estar bailando entre sus nuevos amigos a estar colgando del hombro del que creía que era Tristán, ¿O quizás era Donovan?

—Debí arrancarle los dedos —oyó mientras intentaba no vomitar al mirar la acera y los pies de la persona que la cargaba.

—De nada servía armar un escándalo Dono.

—¿Pero de qué mierda de escándalo hablas? ¡Estaban metiéndole mano a Leslie hasta los órganos hermano!

La rubia sintió un apretón brusco en su pierna y se quejó ante eso.

—A mi también me hierve la sangre de solo pensar en los dos muñecos esos —mascullo Tristán abriendo la puerta del auto, solo en ese momento Leslie comprendió que quien la cargaba era Donovan. El la dejó en la parte de atrás del auto como si se tratara de una bolsa de papas—. Pero no por eso podemos liarnos a golpes con dos imbéciles que están bailando junto a Leslie, ¿Qué somos? ¿Animales?

—¡Hombres somos, que es casi lo mismo! —gruñó subiendo al asiento del copiloto, golpeando la puerta tras el— y sabemos muy bien que querían semejantes gillipollas.

Leslie se reincorporo en el asiento trasero sosteniendo su frente, los gritos del pelinegro hacían doler su cabeza.

—No hables así de Marcus y Simone.

—Tu te callas —señaló Tristán por el espejo retrovisor.

Leslie hubiese refutado si su cabeza no siguiera dando vueltas cuál calecita.

—Y tú tranquilízate —se dirigió a su hermano antes de arrancar el auto—, ella no sabía lo que hacía.

—Tienes que dejar de tratarla como una niña, sabe perfectamente que es lo que hacía con esos tipos.

—¡Ya basta Dono!

—Basta y una mierda Tristán. ¿O crees que todos serán como tú y yo eh? ¿Crees que no querrán nada con Leslie si ella intenta algo?

Tristán no respondió, en su lugar Leslie lo hizo.

—¿Y que tiene de malo que intenten algo conmigo?

Donovan soltó todo el aire de sus pulmones con brusquedad.

—¿Acaso ustedes dos pueden venir con sus estúpidas novias y yo no puedo divertirme? —agregó enojada. Puede que el alcohol tampoco ayude a tranquilizarla.

—No hables así, Leslie —regañó Tristán. Su celular comenzó a sonar al segundo de terminar la oración, al ver la pantalla la foto de Valeria se iluminó.

Leslie volteó los ojos. No pasó mucho tiempo antes que el teléfono de Donovan vibrara recibiendo una llamada también. No era muy difícil saber de quién se trataba.

Ambos ignoraron su teléfono. Bastaron unos pocos minutos para llegar a la casa de los hermanos.

Tristán ayudo a Leslie a bajar mientras que Donovan siquiera le dedicó una mirada.

—Cuando abra, ve a la habitación de Vera e intenta no hacer ruido —mandó Tristán ya en la puerta.

Leslie frunció su ceño, noto como Donovan respondía un texto y le hacía un gesto a su hermano.

—¿Se volverán a ir? —cuestionó.

Tristán la miró dudando que decir, sabía que Leslie no se tomaría bien la respuesta.

—Entra ya, Leslie —demandó esta vez Donovan. Leslie se alejó de la puerta molesta.

—No me voy a quedar como una idiota aquí mientras ustedes se vuelvan a divertir, ¿Con que derecho me han traído?

BOYS TEARSWhere stories live. Discover now