Parte 14.

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—Deberías quedarte —sugirió Diana.

Leslie observó la lluvia desde la ventana de la cocina. Al parecer dos horas y media no le había alcanzado a la madre naturaleza.

—En algún momento tiene que parar ¿o no? —suspiró, recargando su rostro en su mano.

El tiempo pasaba y la rubia cada vez estaba más cerca de cruzarse con los hermanos. Donnie debería estar llegando de su trabajo y Tristán de quién sabe dónde.

—Leslie, niña, ¿por qué de pronto estás tan empecinada en irte? —Diana se apoyó en la mesada frente a la rubia—. Sabes que aquí tienes lugar.

—Si, lo sé. Pero es que no le he avisado a mamá.

—Pero si es por Cecilie no tienes que preocuparte, ella misma me ha pedido que te acoja aquí.

Leslie volteo sus ojos.

Ya comenzaba a molestarle el echo de que sus padres buscarán cualquier excusa para alejarla de la casa. ¿Es que a su edad aún seguían con ganas de hacer... eso... todo el tiempo? ¡No lo podía creer!

Parecían adolescentes.

—Diana de verdad agradezco el ofrecimiento, pero me gustaría dormir en mi cama hoy —sonrió amablemente solo para dejar tranquila a su madrina.

—Entiendo —asintió volviendo a echar un vistazo al oscuro cielo—. Solo espera que Tristán y Donnie lleguen, alguno de los dos podría acompañarte.

—No es necesario.

—Niña, a estas horas y con este clima no se verá nadie en la calle, no dejaré que te vayas sola.

Leslie apretó sus labios. Diana no era una mujer con demasiada paciencia, no iba a ganarle la discusión aunque lo intentara.

A pesar de rogar tanto por dentro que la lluvia cesara, nada paso. En su lugar, el cielo se oscurecia cada vez más.

—Que suerte la mía —murmuró al quedarse sola en la cocina. Diana corrió escaleras arriba al oir a Vincent y Vera pelear.

La semana pasada había sido muy intensa para Leslie. Luego de sus disculpas a Tristán y Donovan, no había vuelto a hablarles.

Por el bien de la amistad con los hermanos, decidió dar un paso al costado y tomar distancia.

Si, los había visto, vagamente se los había cruzado por la casa. Pero cada vez que sentía que alguno iba a acercarse buscaba alguna excusa para no estar en la misma habitación.

Si tan solo sus padres hubiesen contestado alguna de sus llamadas o mensajes, en este momento estarían yendo por ella, pero no... quién sabe que actividad interesante estarían haciendo por allí.

Leslie bufó en voz alta apoyando su mejilla sobre la isla de la cocina. En ese momento oyó el tintinear de unas llaves y luego la puerta principal se abrió. Su cuerpo se tenso al instante.

Se estiró hacia atrás, porque de esa forma podía ver las escaleras desde su posición.
Dió un respingo que casi la hace caer del taburete cuando la puerta se cerró de golpe, y en ese momento notó a un muy desalineado y mojado Donovan subir las escaleras.

Agradeció internamente no tener que darle la cara aún. Todavía tenía tiempo de huir, ya que el seguramente se daría un baño.

Lastimosamente no pasaron más de cinco minutos antes de que la puerta vuelva a abrirse. Esta vez Leslie no tuvo que espiar para saber de quién se trataba.

A juzgar por las risas y la coquetería era demasiado obvio.

Ella deseo con todas sus fuerzas que nadie entrara en la cocina pero al parecer no era su día de suerte.

BOYS TEARSWhere stories live. Discover now