Parte 15.

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Leslie soltó un suspiro viéndose al espejo. Cepillaba su cabello con desgano y es que estaba totalmente perdida en su mente.

Desde que había tomado la decisión de escoger a uno de los hermanos para estar con ella, todo había salido al revés.

No solo Tristán estaba decepcionado y distanciado si no que también, por alguna razón, después de tanto tiempo solo, parecía estar ilusionado en conocer a alguien aún cuando ella estaba segura de que le atraía.

Donovan también parecía portarse de una manera extraña con ella. Se enfurecía, pero también buscaba situaciones para acercarsele. Aunque no lo suficiente para que ella diera un paso, porque de ser así, el se alejaba de inmediato. Cómo por ejemplo hoy.

¿Es que Débora tenía algo que ver?
No podía descartarlo. Desde que había aparecido tan repentinamente el actuaba de una forma confusa.

Leslie no olvidaba fácilmente el día que la peliroja apareció en casa de los Santos con un suéter de su amigo entre las manos.

¿Es que el universo había conspirado para que ella tuviera mala suerte?

¿Por qué tenían que aparecer cuando ella se fijaba en ellos?

La rubia golpeó el cepillo con fuerza en la mesada del baño.

—¿Será que eso es lo que pasa? —se preguntó viéndose en el reflejo frente a ella—, ¿es que me he fijado en los dos?

Decidió dejar de castigarse y salió del baño.

En el momento en el que cruzó la sala, notó a Donovan recargado en la puerta principal.

—¿No tenías visita? —lo oyó preguntar.

—Vine para dejar tranquila a mamá. No respondiste el teléfono.

—Lo dejé en la casa.

—¿Y qué haces vestido así? —inquirió con un matiz de molestia en su voz.

Donovan echó un vistazo a los pantalones marrones a cuadros que la niña le había dado. El pijama de Bob le parecía horrible, por eso mismo había decidido no ponerse la camisa a juego, le incomodaba.

—Dile a mamá que me quedaré —dijo ignorandolo. El pelinegro amagó a cerrar la puerta pero Tristán dió un paso al frente y se metió en la casa.

—¿Qué es eso de que te quedaras? Papá me dió el auto para que venga por ti.

—Ni más faltaba pedirte permiso Tristán.

—No se trata de eso Dono. Mamá nos está esperando.

—A mi no me parece que el problema sea mamá. Me parece que tú eres el preocupado porque vuelva.

Tristán frunció el ceño fastidiado.
—¿La lluvia te lavó el cerebro?

—Estaré bien sola Donnie, ve con el —interfirió Leslie. Ambos voltearon a verla al mismo tiempo.

Tristán notó al instante que la playera que la niña traía solía pertenecerle a su hermano y se sintió extraño al molestarse por ello.

—¿Y tus padres? —inquirió el. La rubia se encogió de hombros en respuesta.

El prestó atención a la forma en la que la niña se sostenía el pecho cada vez que un relámpago tronaba y alumbraba las habitaciones oscuras.

Recordó las tantas veces que ella solía colarse en su cama los días de tormenta. El más que nadie sabía que la asustaban.

Suspiró caminando hacia su hermano y cerrando el mismo la puerta. Donovan lo miró sin poder creer su infantil actitud.

Aún sosteniendo la mirada de su hermano, Tristán tiro las llaves del auto sobre la mesa y busco en los bolsillos de su pantalón el celular.

BOYS TEARSWhere stories live. Discover now