Parte 6.

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—Tu helado —le tendió Donovan a la rubia.

Leslie levanto la vista de su móvil y con su mano libre tomo el cono. Su amigo tomo asiento frente a ella en la mesita del lugar.

—No me gustan las almendras.

Donovan bufó viendola quitar los frutos secos con la pequeña cuchara plástica y la ignoro devorando su helado.

—No puedo creer que no lo sepas —agregó por lo bajo enojada.

El pelinegro se estiró sobre la mesa y tomo la muñeca de Leslie atrayendola, llevando la cuchara a sus labios.

Los dedos de ella temblaron un poco por la forma en que su amigo sostuvo su mirada al meterse aquello en la boca. No había sido una acción intencionada, pero sin quererlo había echo erizar la piel de la niña.

—Claro que lo sé —se alejó, soltandola—, ellos cometieron el error.

Leslie tragó con dificultad al verlo, reprochandose a si misma mal pensar de una forma tan descarada la forma en la que Donovan lamía su helado.

—¿Dónde fue Tristán hoy? —preguntó, intentando dirigir sus pensamientos hacia otra dirección.

—Salió —respondió sin más.

—¿Con quién?

—Preguntale a el.

Ella bufó molesta, recordando a la amiguita del rubio. No podía evitar preguntarse si se encontraba con ella.

—Le preguntaría, si me hablara —se quejó.

—Debe tener una muy buena razón para no hacerlo.

El pelinegro arqueo sus cejas observandola como si estuviese culpando a la niña de algún crimen maligno.

—No sé a qué te refieres.

Leslie desvío la mirada hacia el parque frente a ellos. Sentía la intensa mirada de Donovan sobre ella y sabía que el menor de los hermanos no pensaba en ella como la niña inocente que Tristán creía que era.
Y eso significaba que no era tan fácil de manipular.

—Mierda —mascullo el por lo bajo llamando nuevamente su atención.

Donovan tenía el rostro desencajado y no fue hasta que ella siguió su mirada que comprendió que ya no era dueña de la atención de su amigo. Ahora el se encontraba mirando a una llamativa peliroja del otro lado de la calle.

Leslie entrecerró sus ojos encontrandola familiar. Los tatuajes, el cabello, la camiseta que llevaba de alguna banda de rock. Ella la conocía...

—Tatiana —silbó bajito y aunque no pudo notarlo ahora era Donovan quién flaqueaba bajo la mesa.

La peliroja frente a ellos azotó su largo y brilloso cabello llamando la atención de más de un hombre en el lugar.

La niña la miró de pies a cabeza.
Creyó recordarla más regordeta y con el cabello más crespo, pero al parecer romperle el corazón a Donovan le había sentado de maravilla

Y claro que el estaba notando lo mismo, puesto que no podía disimular estar comiendose a su ex novia con los ojos.

Leslie arrugo su nariz con disgusto. —Hombres —pensó.

—¿Qué tanto le ves? —inquirió cuando la cara de bobo de él no podía molestarle más.

—Deberiamos irnos.

—¡Pero si acabamos de llegar! —se quejó enfadada. El no podía correr a esconderse solo por verla parada ahí—, ni siquiera termine mi helado.

BOYS TEARSOù les histoires vivent. Découvrez maintenant