Capítulo 12

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Pov. Sesshomaru

Son las 7:15 a.m. y sigo metido en la cama contigo princesa, la forma en como te aferras con tus hermosas piernas sobre las mías y tu carita de ángel sobre mi pecho me hacen pensar que quizás sigo dormido teniendo el mejor de mis sueños.

Ya no hay vuelta atrás Kagome, eres mía y no hay poder humano que te separe de mí.

Todavía siento en mi boca el exquisito sabor de tu intimidad, la posibilidad de olvidar mi nombre es más alta que el olvidarme de nuestra primera noche juntos.

Antes de que tú iniciaras tu carrera artística y te mudaras a Los Ángeles, mantuve relaciones sexuales con diferentes mujeres, nada formal ni de un modo romántico, por lo menos de mi parte no era así. Todo era meramente sexual y siempre buscando algo en común con todas ellas; cabello negro. Quizás inconscientemente te buscaba en ellas, pero ninguna como tú Kagome.

-Eres la perfección hecha mujer, y eres mía. - Susurré sobre tu cabeza mientras inundaba mis pulmones con tu delicioso aroma.

Cierro mis ojos y puedo ver claramente escenas de nuestra noche mágica, veo la imagen tuya abierta de piernas lista para recibirme, la deleitable miel saliendo de tu interior que mezclada con la sangre de tu pureza despertaron en mí un instinto salvaje que solamente he sentido al dañar a mi oponente en batalla. Yo por ti puedo ser tierno y delicado porque mi deber en este mundo es servirte a ti, pero el hecho de que me pidieras poseerte sin tanta delicadeza me volvió loco de lujuria, mis pensamientos salieron en voz alta sin filtros y te gustó, incluso tú dejaste de lado a la niña buena y nos encantó a ambos.

El simple recuerdo ha provocado que mi pene reaccione y tenerte desnuda abrazándome empeora mi situación. No puedo creer que yo estoy enloqueciendo de deseo y tú estas tan tranquila durmiendo. Sé que hoy tienes muchas cosas qué hacer y que nuestra actividad nocturna te tendrá adolorida, porque si no créeme que no saldrías de esta cama más que para comer.

Narrador Omnisciente

-Oye Kag ¿sabes en dónde está Sessho...?- Sango se quedó muda al ver a la pareja en la cama, Sesshomaru tenía el torso desnudo y podía ver la pierna, espalda y brazos de su prima en el mismo estado sobresaliendo de la sabana. Un furioso sonrojo se apoderó de su rostro al caer en cuenta de lo que había sucedido.

Sesshomaru le hizo una señal con el dedo índice para decirle que guardara silencio. Su prima aún muda asintió y salió tan rápido como entró.

El joven ambarino no soportó la tentación de estrecharla contra sí en un cálido abrazo que provocó que la pequeña durmiente despertara sonriendo.

-Buenos días. - dijo la chica con voz suave al mirar hacia arriba y conectar con sus ojos dorados, en cuestión de un segundo como un flash vinieron a su memoria todo lo recién ocurrido y el calor en sus mejillas fue inevitable.

-Buenos días, princesa. - respondió él acariciando su cabello. - Gracias. - besó su frente y se dio cuenta de que la chica no sabía porqué le agradecía. - Gracias por el privilegio de ser el primero, gracias por confiar en mí. Te pertenezco, nos pertenecemos.

Esa última frase no le sonó tan bien, "nos pertenecemos" ... Bueno pero iba acompañada de un "te pertenezco" y eso definitivamente sí le gustaba a la azabache. Si él decía que le pertenecía a ella, no podía estar mal que ella también le perteneciera a él. Y así haciendo a un lado esa nube de pensamientos negativos, se quedó con el paraíso de amor en el que se sentía a su lado. Lo besó en los labios y le repitió lo último que le había dicho antes de caer dormida.

-Te amo. - Y Sesshomaru no necesitó más, esa frase dicha con tanta sinceridad era lo único que necesitaba.

-Yo también te amo. No te puedes imaginar cuánto yo te amo. - Suspiró profundamente mientras la abrazaba con fuerza. - Tengo que ir a mi habitación para alistarme, hoy tienes cosas que hacer.

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